BONN ‐ La Iglesia está en una espiral descendente autoinfligida, escribe Anette Zoch. Si una toma en serio su constitución absolutista, ve que el Papa es, en parte, culpable de la crisis en Alemania. Ahora depende de los fieles.
Fuente: katholisch.de
POR ANNETTE ZOCH
30/06/2023
Si una toma en serio cómo se constituye la Iglesia Católica, es decir, jerárquico-absolutista y con líderes en la cima que son los responsables finales, entonces también se puede decir que el Papa Francisco es, en parte, culpable de la crisis de la Iglesia Católica en Alemania. Durante más de un año, ha estado observando impasible cómo una de las diócesis alemanas más importantes (la de Colonia) se hunde en la vorágine de la crisis. Cómo esta profunda crisis continúa empeorando y acaba expulsando incluso a las personas más comprometidas de su iglesia, privándolas de su tierra natal de fe.
Ciertamente, incluso Francisco puede hacer poco contra las llamadas megatendencias en los países industrializados occidentales: contra la individualización, la secularización, contra la religiosidad en declive de la gente. Pero si hubiera aceptado la renuncia de Woelki en su momento, entonces, tal vez, al menos uno de los muchos sitios referenciales dentro de la iglesia se habría calmado. Así pues, todo no va bien al lidiar con el abuso, habida cuenta de que las estructuras de la iglesia todavía están obsesionadas con el poder y sus estructuras son demasiado discriminatorias. Tal vez se habrían ido unos pocos miles de personas.
La Iglesia Católica está atrapada en una espiral descendente autoinfligida y fatalmente acelerada. El aumento del trabajo por cuenta propia hará que más personas abandonen la iglesia, la disminución del número de miembros generará presión para ahorrar y provocará la disminución de ofertas de la iglesia en todos los ámbitos. Precisamente allí donde sería importante una iglesia visible, porque es precisamente allí donde todavía puede demostrar su valía: en la relación con las personas necesitadas, en la crisis mental, en las encrucijadas de la vida, allí donde pueda hacer llegar el mensaje de un Jesucristo tangible. La institución de la iglesia no es tan importante, pero el evangelio sí lo es.
Por Annette Zoch
Sobre la autora: Annette Zoch es editora política del "Süddeutsche Zeitung", donde escribe sobre religión y la iglesia.
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