Tras muchos meses de evidente tensión entre el Vaticano y el Episcopado alemán por el Camino Sinodal en el que la Iglesia germana está reflexionando sin trabas sobre la moral sexual, el celibato o la posible ordenación de mujeres, ya se ha entrado en una fase definitiva de conflicto.
Fuente: Vida Nueva Digital
Por Miguel Ángel Malavia
24/01/2023
Y es que, si en la última visita ‘ad limina’ (del 14 al 18 de noviembre) de los obispos alemanes a Roma pareció encauzarse el debate (eso sí, con serias “advertencias” de altos representantes vaticanos de que debía incluirse el Camino Sinodal Alemán en el conjunto del Sínodo de la Sinodalidad en el que está inmerso la Iglesia universal), ahora el tono ha cambiado.
“No quieren abandonar su reforma sin luchar”
Solo basta con leer ‘Katolisch’, el medio de comunicación oficioso de la Conferencia Episcopal de Alemania, para ser conscientes de la dimensión del encontronazo: “Durante mucho tiempo, el Vaticano lo dejó en palabras de advertencia. Ahora viene una prohibición clara desde Roma: no se debe establecer el Consejo Sinodal en su forma prevista”. Al mismo tiempo, se apunta que “los obispos alemanes no quieren abandonar su reforma sin luchar”.
De hecho, desde Roma se ha transmitido a la Iglesia germana que el Consejo Sinodal, que debería concretar las medidas acordadas en la fase de diálogo, ha incurrido en la “nulidad canónica” y carece de “legitimidad y responsabilidad”.
“Obligados” o “autorizados”
Todo se precipitó el 21 de diciembre, cuando llegaron a la Santa Sede una serie de preguntas cuestionando sobre si “los obispos alemanes” estaban “obligados” o “autorizados” a “participar en el Camino Sinodal”. La cuestión, formal, fue remitida por el cardenal Rainer Maria Woelki, arzobispo de Colonia; y por los obispos Bertram Meier (Augsburgo), Stefan Oster (Passau), Rudolf Voderholzer (Ratisbona) y Gregor Maria Hanke (Eichstätt).
Aunque se ha conocido ahora, el 20 de enero llegó la respuesta oficial desde Roma, firmada por los cardenales Pietro Parolin, secretario de Estado; Luis Francisco Ladaria, prefecto de Doctrina de la Fe; y Marc Ouellet, prefecto de la Congregación de los Obispos. Una notificación al más alto nivel que hace evidente que cuenta con el respaldo del papa Francisco y que sentencia lo siguiente: “Ni el Camino Sinodal, ni un organismo establecido por él, ni una conferencia episcopal tienen competencia para establecer el ‘Consejo Sinodal’ a nivel nacional, diocesano o parroquial”.
Sonoro portazo
Tras esta respuesta tajante, el presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania, Georg Bätzing, no se ha quedado atrás y ha publicado un comunicado en el que muestra su desconcierto ante el paso dado por el Vaticano. Sobre todo por no entender que, tras la nota conjunta que la Santa Sede y el Episcopado Alemán publicaran a la conclusión de la visita ‘ad limina’, en la que “se acordó que la escucha y el diálogo mutuo deberían continuar en los próximos meses”, ahora se haya optado por un sonoro portazo.
Para Bätzing, las preguntas de los cinco obispos alemanes, que han mostrado claramente su disconformidad con el Camino Sinodal, son “legítimas y necesarias”, pues obran en conciencia.
Aprobado por amplia mayoría
Eso sí, una vez que ha llegado la notificación desde Roma, se aclara que se ha “discutido” en el Consejo Permanente del Camino Sinodal, reparando de un modo especial “en la afirmación que en ella se hace de que no puede haber una participación obligatoria en los trabajos del Comité Sinodal para los miembros de la Conferencia Episcopal Alemana”. Para el presidente del Episcopado, el Consejo Sinodal, “aprobado por la Asamblea Sinodal por amplia mayoría”, entra dentro del “derecho canónico aplicable”, que “establece que las decisiones de este órgano tienen el mismo efecto jurídico que las decisiones de la Asamblea Sinodal”.
A su juicio, “esto deja claro que la preocupación expresada en la carta de que un nuevo organismo pudiera situarse por encima de la Conferencia Episcopal o socavar la autoridad de los obispos individuales es infundada”.
Sigue adelante
Por tanto, Bätzing concluye que “el Consejo Sinodal, que será preparado por la Comisión Sinodal, funcionará, por tanto, dentro del Derecho Canónico vigente, de acuerdo con el mandato contenido en la resolución”. Es decir, que, pese a la negativa rotunda del Vaticano, el Consejo Sinodal Alemán sigue (por ahora) adelante.
De algún modo, se vuelve a la situación que había el 21 de julio del pasado año, cuando la Santa Sede publicó una declaración en la que quiso “dejar claro que el Camino Sinodal en Alemania no tiene el poder de obligar a los obispos y a los fieles a adoptar nuevas formas de gobierno y nuevos enfoques de la doctrina y la moral”.
Amenaza a la unidad de la Iglesia
También se apuntó que “no sería admisible iniciar nuevas estructuras o doctrinas oficiales en las diócesis, antes de un concordato a nivel de la Iglesia universal, lo que representaría una herida a la comunión eclesial y una amenaza a la unidad de la Iglesia”.
Pese a las tensiones registradas en la visita ‘ad limina’ de noviembre, pareció que se entraba en una nueva fase de “escucha y diálogo”. Sin embargo, el requerimiento de los cinco obispos alemanes, la contundente respuesta de Roma y la confirmación de Bätzing de que seguirán adelante con el Consejo Sinodal por estar “dentro del Derecho Canónico vigente”, encallan una relación ya de por sí compleja. La posible respuesta que llegue desde el Vaticano nos mostrará hasta qué punto es o no recuperable. Al menos con los actuales interlocutores.
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