El pasado 15 de diciembre se hizo entrega del Premio Arcadi Oliveres al mejor trabajo universitario sobre finanzas éticas. Un premio impulsado por la Fundación Finanzas Éticas como homenaje y reconocimiento a la incansable labor pedagógica y activista del economista Arcadi Oliveres (1945-2021), convencido defensor de la paz y los derechos humanos, colaborador de movimientos sociales cristianos y profundamente vinculado a las Finanzas Éticas.
Fuente: Noticias Obreras
Por Saúl Pérez
21/01/2023
El acto tuvo lugar en la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza y el ganador de esta segunda edición del premio fue Eduardo Martín Ruano, por su trabajo Las finanzas alternativas en la educación secundaria: desarrollo e implementación de una moneda social y complementaria en el aula, presentado como trabajo final del Máster Universitario en Profesorado.
En primer lugar, Eduardo, ¿qué supone para ti el reconocimiento de este premio Arcadi Oliveres?
Supone una mezcla de emociones. Que te reconozcan y te valoren algo a lo que le dedicas tiempo y vida siempre es satisfactorio y que lo hagan personas que dedican su vida a espacios como la Fundación Finanzas Éticas, para mi es un orgullo. Además, es un empujón en mi carrera profesional que me motiva. Pero si tengo que destacar algo es un profundo agradecimiento.
Mención especial merece la ilusión que me hace ser premiado en un homenaje a Arcadi Oliveres, un referente para mi.
¿Puedes contarnos cuál ha sido tu vinculación previa a nivel personal, académico y profesional con el ámbito de la educación y la economía?
La inercia al terminar el bachillerato me llevó a estudiar Economía, sin tener muy claro el por qué. Con los años descubrí que lo que no quería hacer era seguir la corriente mayoritaria de la economía y sí superar los manidos pensamientos sobre la disciplina.
Gracias a personas que me he ido encontrando en el camino, principalmente por mi participación en la Juventud Estudiante Católica (JEC), reflexiono mucho sobre mi vocación profesional, y las preguntas ¿por qué?, ¿para qué? y ¿para quién estudiar? han calado muy hondo en mi.
Esto me llevó a interesarme por una manera alternativa de hacer economía. Encontré en la Economía Social y Solidaria el paradigma teórico que más se adapta a mi visión de la economía y la realidad de la que quería formar parte. Además de responder a las llamadas que se proponen desde el Evangelio y que Jesús nos invitó a vivir.
Por último, acercar esto a la gente más joven e introducirlo en la educación secundaria es la motivación que ha hecho decidirme por la enseñanza como la herramienta transformadora desde la que aportar a la economía y a la sociedad.
¿Podrías resumir la idea principal de tu trabajo premiado? ¿Qué objetivos te planteabas?
El trabajo pretende mejorar la competencia financiera del alumnado en general y de las materias de economía, en particular. Además, trabaja con un enfoque social que se enmarca en las finanzas éticas y alternativas. Se propone el diseño y la creación de una moneda social y complementaria (MSC) en las aulas de 4º ESO y 1º Bachillerato, y su posterior implementación en todo el centro educativo.
El objetivo último es utilizar la moneda como una herramienta pedagógica que sirva de hilo conductor para comprender el valor del dinero, su creación, así como sus características. Además, quería que tuviera una dimensión comunitaria que invitara a la participación y dinamización de la vida del centro, ya que otro objetivo es su servicio como medio de uso e intercambio en diversos espacios como cafetería, reprografía o el propio aula.
¿En qué medida crees que se tiene presente en la Universidad una economía que promueva la dignidad de las personas, la justicia social y el bien común?
Hablar de la educación universitaria es hablar de un mundo distinto a la secundaria. Por supuesto también depende del docente que lo imparta, pero en general, es una educación con menos experiencias pedagógicas y metodológicas activas que fomenten un pensamiento crítico en el ámbito de la economía.
En mi opinión y experiencia, las asignaturas están centradas en los aspectos analíticos y matemáticos financieros, y dejan un espacio pequeño o nulo, para conocer propuestas alternativas de la economía como las finanzas éticas o la justicia social.
¿Crees que las finanzas éticas pueden contribuir a escapar de la economía más ortodoxa y ser cauce para construir otro modelo de sociedad?
Lo creo y lo vivo. Finanzas éticas no forma parte de una frase que engancha como eslogan para vender, o de una moda pasajera, sino de otra manera de comprender las finanzas. Una que pone en el centro el cuidado del medio ambiente y las personas por encima del capital, mediante una organización democrática y transparente.
¿Y si tuviéramos una banca con unos beneficios normales? ¿Y si además una parte de esa banca tomara las decisiones que queramos sus clientes? Pues que cambiarían las reglas del sistema financiero y lo situaría del lado de la ciudadanía. Esto es precisamente lo que pretenden. ¿Qué hay más transformador que eso?
En definitiva, ofrecen una alternativa fiable en uno de los ámbitos de la economía más deshumanizados. Aún así, he de admitir que aún tiene muchas debilidades, como por ejemplo su tamaño.
¿Cómo se podría concienciar e implicar a más personas, especialmente desde el ámbito de la formación y la educación, a esta otra manera de concebir la economía y las finanzas?
No hay una varita mágica ni una fórmula secreta para esto. Creo que consiste en apoyarse en gente que piensa de esta manera, que ya está comprometida o que tiene ganas de estarlo. Y de ahí, cada uno desde su ámbito y con su ejemplo como prueba, hacer que más gente se una.
Lo que tengo claro es que introducirlo en la educación es el mayor seguro a largo plazo, como lo han sido los grandes avances sociales. Por esa razón, yo pensé en una manera de hacerlo presente en un centro educativo con naturalidad, poniendo el foco en la comunidad y en el desarrollo local como base de la concepción del dinero.
Otra manera de concebir la economía, o cualquier otro ámbito supone compromiso, participación y responsabilidad social. Quizás debamos cultivar primero esos tres aspectos, y volver a coger las riendas de muchos espacios que están lejos de la ciudadanía.
Y, finalmente, en el plano personal, ¿a qué te anima e impulsa este premio en tu futuro?
A nivel militante, reafirma mi vocación y mi participación en los espacios que considero “granos de mostaza”.
A nivel profesional, un convencimiento de que voy por el camino correcto y muchas ganas de poner en práctica lo que aún solo está sobre el papel. Hacerlo desde la enseñanza y transmitir todo lo que aprendo de otras personas.
A nivel personal, a seguir viviendo, escuchando y absorbiendo de tantas personas que Dios pone en mi camino.
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La primera edición del premio quedó desierta, siendo por tanto esta segunda edición la primera en la que se otorga a una persona el reconocimiento del Premio Arcadi Oliveres.
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