Según un informe independiente, la Iglesia en Nicaragua ha sufrido 127 ataques solo en 2022, convirtiéndose en el peor año desde que comenzara la crisis en 2018
Fuente: El Debate
Por: Carlos Martínez
02/12/2022
Según el informe de la abogada Marta Patricia Molina, desde 2018, cuando comenzó la crisis social y política que sufre Nicaragua, la iglesia ha recibido al menos 396 ataques por parte del régimen, de los cuales 127 se han dado en el año 2022.
Marta Patricia Molina, autora de la investigación Nicaragua: ¿una Iglesia perseguida?, denuncia que estos ataques «se van incrementando» cada año, lo que para Molina demuestra que la Iglesia «es el último bastión que ha quedado en la lucha cívica en Nicaragua».
Los ataques que el estudio de la abogada contabiliza abarcan desde pintadas ofensivas, profanaciones, insultos y amenazas de muerte hasta ataques armados, encarcelamientos o prohibición del culto y actividades religiosas.
Los datos que contempla el estudio han sido extraídos de los medios de comunicación, y muestran un crecimiento de los ataques durante este año 2022. En total se han contabilizado 127.
Molina explica que el Gobierno de Daniel ortega, quien salió elegido presidente en las elecciones celebradas en 2021 con la oposición encarcelada, ve a la Iglesia como una amenaza «porque los sacerdotes y obispos siguen denunciando las arbitrariedades que se están cometiendo».
De todos los ataques que ha sufrido la Iglesia, ya sea con pintadas o ataques personales a religiosos, el que más llama la atención a la abogada es el ataque que sufrió el sacerdote Mario Guevara.
El 5 de diciembre de 2021, una mujer rusa de 24 años, Leonidovna Gonn, roció con ácido sulfúrico al sacerdote de 59 años mientras confesaba a la joven en la catedral de Managua.
Para la investigadora este ataque fue más impactante y doloroso pues tenía trato personal con la víctima. Molina explica que «para mí fue el hecho más doloroso porque es un sacerdote que personalmente conozco y fui a visitar en su situación de gravedad. Vi cómo quedó dañado todo su rostro, los brazos y las piernas».
Han cambiado las agresiones
Asimismo, Molina explica que este año los ataques han cambiado, ya no consisten en ataques personales, vandalizaciones o saqueos; los ataques ahora son de carácter administrativo, mediante detenciones arbitrarias o censura a medios disidentes.
En este sentido comenta que antes «estaban más enfocados en los robos, las profanaciones y las pintadas y ahora se están enfocando en los procesos penales, los cierres de medios de comunicación y organizaciones católicas».
En lo que va de año han sido diez los religiosos detenidos, entre los que se encuentra el obispo Rolando Álvarez; se trata de detenciones arbitrarias sin garantías constitucionales ni proceso judicial.
Además de la censura y las detenciones arbitrarias, estos ataques también se materializan en el exilio de muchos nicaragüenses; especialmente de religiosos, como el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez y otros 11 religiosos, así como la expulsión del polaco Stanislaw Sommertag, quien era el nuncio apostólico en Nicaragua.
El estudio recoge algún testimonio, como el de un sacerdote que prefirió permanecer en el anonimato, que narra cómo un policía le dijo: «Vas a salir de aquí hoy, y quiero que le des gracias al comandante y la compañera, pues ellos respetan a los sacerdotes. Porque si por mi fuera saldrías de aquí en una bolsa negra», en referencia al matrimonio de dirigentes nicaragüenses.
Prohibición de la Inmaculada
El último ataque del régimen a la Iglesia Católica es la prohibición de celebrar la procesión programada para el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción.
La parroquia de San José de Tipitapa, en la archidiócesis de Managua, denunció el pasado 28 de noviembre que la policía sandinista les ha prohibido la procesión programada, obligándoles a mantener su celebración en la parroquia.
A pesar de este atropello, el párroco Dulio Calero, invitó a todos sus fieles «a seguir celebrando el día de la Virgen con fervor y devoción y participar en cada una de las actividades de estos días, poniendo todo bajo su protección e intercesión maternal por nuestra patria y nuestra Iglesia».
Silencio de las autoridades religiosas
La abogada cree que los casos contabilizados (396) se quedan cortos, pues muchos sacerdotes y religiosos prefieren mantenerse callados ante estos atropellos.
Molina explica que «la mayoría de los sacerdotes y obispos están optando por el silencio. Conozco robos, profanaciones y amenazas contra sacerdotes que han optado por no denunciar y han pedido que no se incluyan en el informe».
Además, se muestra preocupada por el silencio de autoridades religiosas como el cardenal Leopoldo Brenes, o la relación del obispo René Sándigo con el régimen de Ortega.
Asimismo, denuncia que «como católica, quisiera ver a una Conferencia Episcopal más activa, denunciando todas las arbitrariedades en contra de la iglesia católica y que llamen a las cosas por su nombre».
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