domingo, 18 de diciembre de 2022

“El Camino Sinodal de la Iglesia Alemana"

De «BERPIZTU»

JORNADA ORGANIZADA por Berpiztu 15-Diciembre-2022 sobre “El Camino Sinodal de la Iglesia Alemana", con la participación (ON LINE) de MARGIT ECKHOLT” (Teóloga alemana participante en el Camino Sinodal, desde Alemania), moderada por Eduardo Escobés y presentada por Jesús Martínez Gordo. Con la presencial de mas de 20 personas en los Locales de la Iglesia en el Edificio Barria (Plaza Nueva de Bilbao), y retransmitida por Zoom y canal Youtube.

 

(Clica imagen)

Sinodalidad y discernimiento de los espíritus. Reflexiones sobre el Camino sinodal en Alemania[1]

Conferencia Bilbao

Organizada por Berpiztu Kristau Taldea

Prof. Dr. Dr. h.c. Margit Eckholt, Universidad de Osnabrück, Cátedra de Dogmática con Teología Fundamental

 

 1. El punto de partida y la estructura del Camino Sinodal

En estos momentos nos encontramos en medio de una crisis masiva de la Iglesia, se intensifican los procesos de exculturización de la fe cristiana en Europa, especialmente en el Occidente, pero también de manera diferente en las regiones del Este. La exposición del abuso de niños, jóvenes y mujeres por parte de clérigos ha profundizado esta crisis de una manera inmensa, la fe y la vida, la fe y la cultura se están separando cada vez más. Ya lo había señalado Pablo VI en su Exhortación Apostólica "Evangelii nuntiandi" en 1975, y sus impulsos fueron recogidos sobre todo en los países del Sur, donde se iniciaron procesos de inculturación de la fe cristiana, las teologías contextuales y las teologías de la liberación acompañaron estos procesos y están estrechamente vinculadas a las nuevas formas pastorales. Aunque la "Evangelii nuntiandi" ha recibido menos atención en el contexto de habla alemana, los procesos de una ex-culturización de la fe cristiana estaban ya surgiendo aquí en los años 70, el Sínodo de Würzburg (1971-75) y los diversos proyectos sinodales de las últimas décadas reaccionaron a esto; el actual camino de reforma de la iglesia local alemana, el Camino Sinodal, reúne estos esfuerzos con un enfoque en cuestiones estructurales de reforma. Los temas de los 4 foros del Camino Sinodal: Poder y Participación en la Iglesia, Formas de Vida Sacerdotal, Mujeres en los Ministerios y Oficios de la Iglesia, Sexualidad, han surgido principalmente de un estudio científico encargado por la Conferencia Episcopal Alemana para asumir los abusos[2]. Se trata de temas que tienen que ver con la ruptura entre la fe y la vida o la cultura nombrada por Pablo VI, se trate de un camino de inculturación de la fe cristiana en la cultura occidental pluralizada y determinada por los valores democráticos.[3]

El 1 de diciembre de 2019 se inauguró oficialmente el Camino Sinodal de la Iglesia alemana como proceso de debate de la Conferencia Episcopal Alemana y el Comité Central de los Católicos Alemanes (en adelante ZdK), tras la preparación conjunta desencadenada por la publicación del estudio-MHG[4] sobre la superación de los "abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes, diáconos y religiosos varones católicos en el ámbito de la Conferencia Episcopal Alemana". En este estudio se identificaron muy claramente las causas estructurales de los abusos sexuales: el clericalismo, la moral sexual católica, una concepción autoritaria-clerical del ministerio y la insuficiente inclusión de las mujeres en las estructuras eclesiásticas y en la educación y formación de los sacerdotes. Cuatro foros temáticos creados por la primera Asamblea Sinodal (Fráncfort, del 30 de enero al 1 de febrero de 2020) abordaron las cuestiones de "El poder y la división de poderes en la Iglesia", "La existencia sacerdotal hoy", "Las mujeres en los ministerios y cargos de la Iglesia", "Vivir en relaciones saludables - vivir el amor en la sexualidad y la pareja". Cada foro está copresidido por un representante de la Conferencia Episcopal Alemana y un/a representante del ZdK; los miembros son nombrados tanto por la Conferencia Episcopal Alemana como por el ZdK, pertenecen a asociaciones eclesiásticas, trabajan en diferentes ámbitos eclesiales o son especialistas en la materia. A causa de la Covid-19, el intenso trabajo de los foros pasó hasta comienzo de 2021 a un formato digital, después, a partir de setiembre 2021 hemos retomado el trabajo en forma presencial; cada foro determina el ritmo de su propio trabajo, que es coordinado conjuntamente por el Presidium (ampliado) del Camino Sinodal — representantes de la Conferencia Episcopal Alemana y del ZdK—. Como resultado del trabajo en los foros, se presentan en cada caso un texto base y varios textos de propuestas concretas, que son votados por la Asamblea Sinodal en un proceso de varias etapas.

Estamos preparando en el momento la última Asamblea sinodal, los cuatro foros están preparando los últimos textos que podemos votar en la Asamblea de marzo.

Lo importante: votos positivos sobre los textos básicos de los foros participación en la Iglesia, sacerdotes, mujeres, pero no había un consenso y voto positivo sobre el texto sobre sexualidad.

El Camino Sinodal pretende iniciar un proceso de reforma fundamental y necesario. Este no es un proyecto nuevo para la Iglesia local alemana; hace más de diez años, cuando se hicieron públicos los graves abusos en la Iglesia, se inició un proceso de diálogo a nivel de la Conferencia Episcopal con la participación de organizaciones laicales, pero el agravamiento de la crisis en la Iglesia alemana hizo necesario este nuevo proyecto sinodal: el número de personas que abandonan la Iglesia alcanza cada año un nuevo y triste "pico", el número de ordenaciones sacerdotales sigue disminuyendo, las fusiones de parroquias encuentran resistencia frente a una vida parroquial local establecida durante muchos años, especialmente si no se consulta a los voluntarios laicos, y las voces a favor de una mayor participación de las mujeres en la Iglesia son cada vez más fuertes.

Los interrogantes para la Iglesia local alemana se han intensificado de forma masiva con el estudio-MHG, publicado en septiembre de 2018, a partir de la revelación de los abusos sexuales y espirituales a niños, jóvenes y mujeres. Son precisamente los fieles católicos, que han contribuido a conformar la vida eclesiástica en Alemania durante décadas, los que formulan estos interrogantes y reclaman el correspondiente cambio estructural. En cada uno de los cuatro foros sinodales, las víctimas de abusos sexuales han participado desde hace el primer año del Camino Sinodal; escucharlas es una preocupación central del trabajo en los foros y en  la Asamblea Sinodal; sus declaraciones forman un "preludio" que da forma al trabajo sobre el Camino Sinodal de manera decisiva:

"Estamos recorriendo el Camino Sinodal, movidos por el clamor y el lamento (Ex.3,7) de las víctimas de la violencia sexualizada en nuestra Iglesia", se afirma en el primer borrador del Camino Sinodal que se presentó en la 2ª Asamblea Sinodal en septiembrede 2021. “Lo recorremos como Asamblea Sinodal del Camino Sinodal. Lo recorremos como un camino de conversión y renovación. Queremos escuchar y proclamar de nuevo el Evangelio, la Buena Nuevade Dios, con palabras y hechos. Nos enfrentamos a las críticas de los afectados. Nos confesamos culpables y queremos sacar consecuencias. Trabajamos sobre las causas estructurales de la violencia sexualizada y su encubrimiento en nuestra iglesia. Buscamos un camino para la iglesia en nuestro tiempo y respuestas a los desafíos de nuestro país." (Preámbulo, p.2)

En su análisis de los abusos, el estudio-MHG había señalado el clericalismo, el poder, la moral sexual de la Iglesia, así como la falta de mujeres en puestos de decisión y liderazgo en la iglesia. Estas son precisamente las cuestiones que se abordan en los cuatro foros del Camino Sinodal.

Cuando el Papa Francisco, en su carta "al pueblo peregrino en Alemania" del 29 de junio de 2019, insta a poner el Camino Sinodal bajo el signo de la evangelización, y cuando las cartas enviadas recientemente al Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana por varios -obispos de otras iglesias locales advierten que el camino de la reforma carece de este espíritu evangélico, algo que se repite en los debates en la visita de los Obispos alemanes ad limina a Roma, recién del 14 al 18 de noviembre, se pasa por alto aquí que las cuestiones de estructura eclesial se refieren precisamente a la dimensión profunda del Evangelio. Si las estructuras de la Iglesia pueden promover el abuso, el mensaje evangélico de misericordia, filantropía, respeto y libertad se contrarresta en profundidad, el Evangelio mismo es violado. Eso es lo que en el preámbulo citado de los documentos se explica.

El Evangelio mismo se concretó en el hombre Jesús de Nazaret, se conectó en él con una cultura específica, y sólo se concreta hoy -así ha sucedido en todos los procesos de la labor misionera en la historia de la fe cristiana- cuando se producen esos procesos de inculturación en los que la fuerza del Evangelio irrumpe realmente. Esto se vincula con la crítica a formaciones / expresiones culturales de la iglesia en las que se vulnera la dignidad humana, como quedó claro por ejemplo, con mirada a la historia, en la crítica de un Bartolomé de Las Casas a la esclavización de la población indígena en el siglo XVI y se vincula con formas proféticas de vivir la fe, en movimientos religiosos, conectados con formas de vida al margen de la sociedad, en diálogo con otras culturas y religiones, allí podemos mirar por ejemplo a los desarrollos en las Iglesias locales de la hemisfera sur – en América latina, África o Asia, mirando a obispos santos como un Mons. Romero. A esto pertenecen también las voces proféticas de muchas mujeres, cuya crítica profética ha sido mayormente relegada a un segundo plano, como por ejemplo en el caso de Hildegard von Bingen o Teresa von Avila. Ambos aspectos, crítica y profecía, van en conjunto en las formas logradas de inculturación del Evangelio, que siempre significa también una evangelización de la cultura. Esto es – desde reflexiones desde la perspectiva de la teología fundamental – justamente a ver en el proceso del Camino sinodal en Alemania.

 

2. El Camino Sinodal, en la recepción de la Iglesia alemana del Concilio Vaticano II

El trabajo temático de los foros se inscribe en la trayectoria de la Iglesia alemana tras el Concilio Vaticano II. Desde los años setenta -también provocados por el Sínodo de Würzburg (1971-1975)-, la cuestión de una mayor participación de los laicos, las nuevas formas de cooperación entre el clero y los laicos, las estructuras sinodales, la reforma de la comprensión del ministerio y la formación sacerdotal, las nuevas vocaciones pastorales y la igualdad de derechos para las mujeres en la Iglesia han sido temas recurrentes. Aquí se ha iniciado un proceso de "democratización" de la Iglesia, como lo denominaron Karl Rahner, Karl Lehmann, Hans Maier o Josef Ratzinger en los años 70. Karl Rahner había afirmado en sus reflexiones sobre el "cambio estructural de la Iglesia" y sobre la "teología de un `sínodo pastoral’ " que una "codeterminación de todos los miembros del sínodo en las decisiones... (sería) bastante compatible con el derecho del episcopado iuris divini, y podría ser la concreción del derecho del ministerio." (Rahner 2011, p. 441; Rahner 1972, p. 192ss).

Karl Lehmann (1936-2018), durante muchos años presidente de la Conferencia Episcopal alemana, y en ese momento asesor del Sínodo de Würzburg, señaló en un ensayo sobre "La democratización en la Iglesia" que "en la naturaleza fundamental de la Iglesia hay elementos de apoyo que tocan el ethos de la democracia como forma de vida. La libertad de los hijos de Dios, el sacerdocio común, la concesión del Espíritu a todos (carismas), el sentido de la fe de los fieles, la igualdad fundamental de los cristianos y otros aspectos lo corroboran... Esto se refuerza con la realidad fundamental de que todos están ahí para y con los demás por el principio vital de la fraternidad y el amor fraterno. Los conceptos específicos de comunidad (koionia, communio), colegialidad y solidaridad no son más que expresiones de este carácter fundamental de la Iglesia" (Lehmann 1971, p. 172). En efecto, "de la 'materia' de la revelación se desprende una obediencia que no tiene por qué rehuir la racionalidad, pero que tampoco conoce ningún poder real de disposición sobre lo que se le confía" (Lehmann 1971, p. 174). Pero esta misma misión “exige ante todo que la comprensión de quienes cooperan y el amor recíproco, la interacción respetuosa, la renuncia a las opiniones particulares superficiales y el olvido de sí en el trabajo conjunto por una causa común sean los primeros frutos en la relación entre la comunidad de los fieles y su ministro. Cuanto más se vincule esta comunión verdadera a su propia "sustancia básica", más libre será para un creciente diálogo de unión a través del desmantelamiento de todas las desigualdades que pueden ser evitadas. Si uno piensa en esta relación básica, no puede sino preguntarse por qué hay tan pocas "estructuras democráticas" en la Iglesia en el sentido explicado" (Lehmann 1971, p. 175). Estas son afirmaciones teológicas centrales que pueden ser recordadas en el contexto del Camino Sinodal de la Iglesia local alemana; además, son de relevancia central para el proceso sinodal mundial y la preparación del Sínodo de los Obispos 2023 sobre cuestiones de sinodalidad.

"Lo normal y conforme al orden en la Iglesia debe ser la búsqueda colectiva y dialógica de la verdad" (Kasper 1970, p. 65). Esta alentadora afirmación fue hecha por el joven teólogo Walter Kasper en 1970, y aún hoy late en el corazón de los debates sobre cuestiones fundamentales de una Iglesia sinodal. Lo que distingue al Camino de la Iglesia alemana es que aquí no sólo se "traduce" al contexto alemán la renovación eclesiológica del Concilio Vaticano II, sino que los fundamentos de una cooperación participativa de obispos y laicos, que caracteriza el trabajo en los cuatro foros del Camino Sinodal, radican en la nueva orientación del catolicismo que se configuró en el siglo XIX. En tiempos de democratización política y de reconfiguración de la vida religiosa tras la irrupción de la secularización a principios del siglo XIX, surgió un catolicismo laico que se vinculó a las ideas políticas de libertad y democracia y se situó en los márgenes de la sociedad, al lado de los obreros y artesanos, al lado de las mujeres que luchaban por sus derechos en la sociedad y en la política, por la educación y la entrada en la vida profesional. Y ciertamente es un mérito del catolicismo laico con sus diferentes asociaciones en la Iglesia alemana, que sigue vivo hasta hoy en día, que las próximas cuestiones de una reforma de la Iglesia - sobre todo en el sentido de una participación más amplia de los laicos, una "desclericalización" de las estructuras eclesiásticas y una identificación de las estructuras de poder que no hacen libres a las personas y no corresponden al Evangelio - sean apoyadas por una gran parte de los católicos en Alemania.

 

La participación de las mujeres en el contexto de la iglesia local alemana

Precisamente gracias al compromiso de las asociaciones de mujeres católicas -Federación de Mujeres Católicas Alemanas (KDFB) y Movimiento de Mujeres Católicas de Alemania (kfd)- se pudo establecer el Foro 3 del Camino Sinodal. Un gran número de mujeres en la "base" de la Iglesia han desarrollado durante muchos años conciencia de la relevancia de la "cuestión de la mujer" para la Iglesia. Lo que a menudo ha sido y sigue siendo mal visto como "feminismo" desde una perspectiva eclesiástica conservadora -el compromiso con una cooperación igualitaria de hombres y mujeres en la Iglesia que reconozca todos los carismas de la misma manera y, relacionado con esto, el acceso de las mujeres al ministerio sacramental- tiene una amplia base eclesial en el contexto de la Iglesia alemana. Los desafíos tratados en el Foro 3 se han convertido cada vez más en cuestiones de mujeres y varones, de laicos, sacerdotes y obispos en los últimos años. A través del establecimiento de una pastoral cualificada para las mujeres a nivel de cada diócesis y de la Conferencia Episcopal Alemana en los años 70, y a través del compromiso de valientes obispos como el obispo auxiliar Ernst Gutting (1919-2013) de la diócesis de Speyer con la igualdad de derechos de las mujeres en la Iglesia, a través de la cualificación académico-teológica que las mujeres pueden adquirir a través de un título teológico o de doctorados en teología católica, que les han abierto nuevos campos profesionales en la pastoral -como la profesión de agente de pastoral- o bien a nivel de los departamentos especializados de las diócesis locales y de la Conferencia Episcopal, y mediante nombramientos en facultades e institutos teológicos como profesoras en la formación teológica de futuros sacerdotes, teólogos laicos y profesores de religión, las mujeres han adquirido cualificaciones teológicas y pastorales comparables a las de los varones y han podido trabajar en campos profesionales de la Iglesia.

En la Iglesia alemana, el "signo de los tiempos" de la llamada "cuestión de la mujer", que ya fue nombrada por el Papa Juan XXIII en la encíclica "Pacem in Terris" (1963) y luego retomada por el Concilio Vaticano II (1962-1965), no sólo se ha aplicado a la sociedad, sino también a la propia iglesia. La "cuestión de la mujer" no sólo se ha aplicado al "exterior" de la Iglesia -en muchos documentos eclesiásticos universales y locales se pide el respeto a la dignidad de la mujer y se aboga por la igualdad de derechos de la mujer en la sociedad, la economía y la política-, sino también al "interior" de la Iglesia, como se expuso en las reflexiones en el artículo "Ministerios para las mujeres en la Iglesia" (Eckholt, 2020b). El Sínodo de Würzburg discutió el ministerio de la predicación de los laicos en la celebración de la Eucaristía y la admisión de las mujeres al diaconado sacramental; envió el correspondiente voto a Roma en 1975 para abrir el diaconado a las mujeres e igualar las "condiciones de admisión al diaconado" para hombres y mujeres en la medida de lo posible - la respuesta sigue pendiente hoy (Bertsch et al. (eds. 5) 1976, p. 617). En 1976, la Congregación para la Doctrina de la Fe, también en relación a la ordenación de mujeres en la Iglesia Anglicana, publicó el documento "Inter insigniores" sobre la cuestión de la admisión de las mujeres al sacerdocio. En 1994, Juan Pablo II se refirió a este documento en su Exhortación Apostólica "Ordinatio sacerdotalis" sobre la ordenación de mujeres al sacerdocio, y declaró en virtud de su cargo "para reforzar a los hermanos que la Iglesia no tiene autoridad alguna para ordenar mujeres al sacerdocio y que todos los fieles de la Iglesia deben acatar definitivamente esta decisión" (OS 4). En 1997 Juan Pablo II publicó la "Instrucción sobre algunas cuestiones relativas a la colaboración de los laicos en el ministerio de los sacerdotes", en la que se afirmaba, entre otras cosas, que la "homilía durante la celebración de la Eucaristía debe estar reservada al clero, sacerdote o diácono" (Órdenes prácticas, artículo 3 La homilía).

La publicación de estas declaraciones romanas tuvo como consecuencia que la discusión teológico-científica sobre el acceso de las mujeres al ministerio ordenado no fuera un tema de amplia difusión eclesiástica y científica, aunque católicos alemanes y teólogos comprometidos como la teóloga licenciada Josefa Theresia Münch y las entonces estudiantes de teología de Münster Ida Raming e Iris Müller enviaron al Concilio propuestas sobre la ordenación de mujeres; Ida Raming presentó sólidos estudios canónicos sobre la ordenación de mujeres después del Concilio (Heinzelmann 1964; Heyder/Muschiol 2018; Raming 2002). Esto ha comenzado a cambiar en las últimas dos décadas. Especialmente después de la conferencia sobre el diaconado de las mujeres en 1997 en la Academia de Hohenheim, el diaconado de las mujeres (Hünermann et al. 1997) se ha convertido en un tema de la Iglesia alemana, que las asociaciones de mujeres católicas conmemoran anualmente en la fiesta de Catalina de Siena el 29 de abril; desde 2013 también en cooperación con el Comité Central de los Católicos Alemanes y a través de eventos teológico-pastorales en las diferentes diócesis con un alto perfil público. Después de la conferencia sobre el diaconado de las mujeres, se fundó la "Netzwerk Diakonat der Frau", que - de forma análoga a los cursos de formación para diáconos permanentes creados inmediatamente después del Concilio Vaticano II sin placet eclesiástico - está llevando a cabo actualmente el tercer curso de formación para mujeres llamadas al diaconado. En diciembre de 2017 -al final del año conmemorativo de la Reforma (1517-2017)- se debatió la cuestión de la ordenación de las mujeres al diaconado y al sacerdocio de una manera científicamente sólida en un congreso ecuménico en la Universidad de Osnabrück -junto con el obispo local de Osnabrück, con representantes de asociaciones de mujeres, la Netzwerk Diakonat der Frau y un amplio público científico. Aquí se formularon las tesis de que no es "el acceso de las mujeres a los servicios y cargos eclesiásticos (...) lo que requiere una justificación, sino su exclusión" (tesis 3), que aún no se ha tomado una "decisión definitiva y vinculante sobre el acceso de las mujeres a todos los cargos eclesiásticos" (tesis 4) y que, por tanto, deberían iniciarse más trabajos científicos -también en una perspectiva eclesiástica mundial- sobre estas cuestiones (Tesis de Osnabrück 2018, p. 465; 473).

En el marco del Camino Sinodal, la cuestión de los ministerios y cargos de las mujeres en la Iglesia se tratará en este sentido sobre una base amplia y teológicamente bien fundamentada que está vinculada a los debates del Sínodo de Würzburg y de otros procesos pastorales diocesanos, y se espera que se retome el voto del Sínodo de Würzburg sobre un diaconado sacramental para las mujeres, también en el contexto de un debate de mayor alcance sobre la justicia de género y una apertura fundamental de todos los cargos eclesiales para las mujeres.

 

Los acentos teológicos y pastorales en los trabajos del Foro 3 del Camino Sinodal

El compromiso con la justicia de género y la ruptura de las "estructuras de poder masculinas" son los principios rectores del acuerdo de objetivos del Foro 3. Dice textualmente "las mujeres experimentan una creciente discrepancia entre la imagen de sí mismas "en" la realidad de la vida en nuestra sociedad y las posiciones de la Iglesia". Las mujeres son discriminadas, no son tomadas  en serio y sus preocupaciones no son tenidas en cuenta. Hay disgusto y falta de comprensión porque muchos ministros no ven esto como un estado deplorable de las cosas y justifican su posición con argumentos teológicos que han sido refutados hace tiempo." En este sentido, el Foro se ha fijado tres ejes de trabajo, que son tratados en varios subgrupos por los aproximadamente 40 miembros del Foro: (1) qué es posible con respecto a la participación de las mujeres en los ministerios y cargos en la Iglesia bajo las condiciones actuales de la ley eclesiástica, (2) cómo se deben releer teológicamente las perspectivas antropológicas de género, y (3) qué perspectivas se pueden formular sobre estos antecedentes con respecto a la participación de las mujeres en el ministerio sacramental.

Los trabajos del Foro se refieren, pues, por una parte, a una mirada sobre los cargos y a ocupados por mujeres cualificadas en términos teológicos y pastorales a nivel parroquial o diocesano; por otra, a una mayor presencia de mujeres en los puestos de dirección de  las diócesis y a nivel de la Conferencia Episcopal; y también a sus tareas como ministros pastorales al servicio del anuncio del Evangelio o en la administración de sacramentos como el bautismo y la asistencia matrimonial, así como su participación más amplia en la dirección de las parroquias, actividad para la que las mujeres, sobre el fondo de can. 517§2 del CIC en varias diócesis alemanas, como la diócesis de Osnabrück, las mujeres ya han sido calificadas y presentadas en los últimos años. Pero, por otro lado, también se discute el acceso de las mujeres a cargos eclesiásticos que hasta hoy no están abiertos a ellas, como el diaconado y los demás oficios sacramentales. Esto lleva al debate sobre el can. 1024 CIC (sólo el "hombre bautizado recibe válidamente las órdenes sagradas") y se han rompido „tabúes“ referente a la discusión científica de documentos eclesiásticos con gran fuerza magisterial vinculante como la "Ordinatio sacerdotalis" (1994).

Desde la perspectiva de la Iglesia universal, no es una pequeña contribución de la Iglesia alemana discutir la cuestión de la ordenación sacramental de las mujeres en el contexto del Camino Sinodal de forma teológica bien fundamentada y con representantes de toda la Iglesia católica alemana. La teóloga y medievalista Elisabeth Gössmann (1928-2019), que se doctoró ya en 1954 con el historiador del dogma de Múnich Michael Schmaus y trabajó durante muchos años en la Universidad Femenina de Tokio, fundadora de los estudios teológicos femeninos en el contexto de habla alemana, escribió en los años sesenta que la cuestión de la ordenación de mujeres se plantearía cuando las mujeres con la debida cualificación teológica y espiritual se hicieran visibles en diversos ámbitos profesionales eclesiásticos, especialmente en el ministerio pastoral (Gössmann 1961, p. 275). Desde los años ochenta presenta sus ensayos académicos sobre la ordenación de mujeres con el trasfondo de una discusión académica bien fundamentada sobre las argumentaciones escolásticas contra la ordenación de mujeres. Gössmann ha expuesto explícitamente las estructuras de argumentación misóginas en Tomás de Aquino y en la tradición tomista, y ha podido poner de manifiesto hasta qué punto estos patrones de pensamiento conforman las posiciones eclesiásticas sobre la llamada "cuestión de la mujer" (Gössmann 1993). Es interesante que Elisabeth Gössmann haya encontrado su camino hacia una postura feminista-crítica con el trasfondo de la percepción de que la presencia de las mujeres en el trabajo pastoral no significa necesariamente la igualdad y el fin de las diferencias jerárquicas entre hombres y mujeres y de un clericalismo que bloquea las actitudes y estructuras participativas; al hacerlo, ha combinado la evaluación de esta situación pastoral con una sólida reflexión científica. El debate sobre los ministerios y cargos de las mujeres en la Iglesia en el Camino Sinodal de la Iglesia alemana está vinculado a ese camino, que también siguieron además de Elisabeth Gössmann muchas otras de sus contemporáneas.

En los debates del Foro, muy abiertos y controvertidos, queda claro que ambos focos de trabajo -la ampliación de los márgenes de actuación en el marco del derecho eclesiástico vigente y los debates sobre un ministerio sacramental para las mujeres- no pueden, en última instancia, separarse el uno del otro. Esto queda claro, por ejemplo, en las discusiones sobre la homilía en la celebración de la Eucaristía. Un documento de trabajo recuerda la buena práctica de hace tiempo de algunas diócesis con respecto a la predicación de teólogos laicos formados y habla de una "regulación en Alemania a nivel del DBK", "por la que las personas cualificadas encargadas de servir en la Iglesia (por ejemplo, asistentes parroquiales y pastorales, teólogos y profesores de educación religiosa que no están activos en el ministerio pastoral) tienen permiso en principio, sobre la base de su competencia, para predicar en todas las formas habituales en la celebración de la Eucaristía". Las voces críticas en el Foro se refieren a la unidad de la palabra y el sacramento en la celebración de la Eucaristía; en este sentido, sólo el sacerdote (o el diácono) tiene derecho a predicar -precisamente éste fue ya uno de los debates centrales en el Sínodo de Würzburg-. Si el marco del derecho canónico sobre las prácticas pastorales se agota por completo y posiblemente se amplía, como es el caso, por ejemplo, a la cuestión del liderazgo parroquial por parte de los laicos (en un equipo pastoral, como representantes de la parroquia, etc.), el campo para la interpretación de las disposiciones magisteriales también se amplía. Esto afecta también a la cuestión de la homilía en la celebración eucarística y a la repetidamente mencionada conexión entre la Palabra y el Sacramento a través del estrecho enfoque en el sacerdote como presidente de la celebración eucarística. La ampliación del campo más allá del agotamiento del derecho canónico abre el ámbito de los debates dogmático-teológicos, especialmente para la interpretación de disposiciones como las realizadas por Juan Pablo II en la Instrucción "Sobre la colaboración de los laicos en el ministerio de los sacerdotes" (1997).

 

3. La experiencia de los foros sinodales como proceso de discernimiento espiritual

La interacción de las voces del trabajo pastoral y del trabajo de las asociaciones de jóvenes o de mujeres, de la ciencia teológica, del liderazgo eclesiástico y parroquial, las voces de los obispos, de los laicos, de los sacerdotes y de los diáconos, de los varones y de las mujeres, especialmente las voces de los jóvenes que trabajan en el foro, es un proceso vivo, emocionante, excitante y muy creativo en el que todos empiezan a entender y a aprender juntos lo que significa la sinodalidad. Las diferentes voces son un reflejo de la diversidad católica de nuestra Iglesia local y de la pluralización de las opciones pastorales y teológicas. Este complejo proceso de pluralización de la fe cristiana fue reflejado de manera impresionante por el jesuita Michel de Certeau ya seis años después del Concilio Vaticano II en un ensayo sobre el "Lenguaje de la Unidad". Ante el avance de la "diversidad", señala cómo se intenta, sobre todo entre los responsables, "delimitar una zona de lo 'conformista' y ortodoxo" ante la "sobreabundancia de aspiraciones e iniciativas" (de Certeau 1970, p. 38). El Papa Francisco, uno de cuyos "generadores de ideas" es Michel de Certeau, nos invita repetidamente a salir de tal "zona de 'conformidad'"; si para él, el principio de sinodalidad se ha convertido en un momento rector de su pontificado, esto significa precisamente permitir las tensiones del momento actual, entender la pluralidad y la diversidad como una oportunidad.

Esta es la experiencia en el contexto del Camino Sinodal de la Iglesia alemana en todos los 4 foros del Camino Sinodal. "La Asamblea Sinodal representa y encarna la fe en Dios de forma plural", dice el texto de orientación aprobado en la Tercera Asamblea Sinodal de Fráncfort en marzo 2022. "Reunida y unida por el Espíritu Santo, vive y experimenta la rica diversidad de la Iglesia, unida en la fe común de la que todos los creyentes dan testimonio. Rezan a Dios, celebran juntos la liturgia y viven la misión diaconal de la Iglesia al servicio de todos los hombres. Esta unidad no excluye la posibilidad de que también en el futuro se adopten posiciones diferentes en el respeto mutuo sobre determinadas cuestiones de la vida eclesiástica y de la doctrina. Así, todos los implicados en el Camino Sinodal luchan juntos por el camino de la Iglesia hacia el futuro y siguen buscando el entendimiento sinodal..." (p. 19).

Este proceso no significa la demarcación de la Iglesia de los "otros"; eso fue una preocupación por el reaseguro de la verdad de la fe en el tiempo de la crisis de la era moderna y de la Reforma, y sobre todo no significa la "conquista" de los "otros", como se practicaba en tiempos de la "Conquista", sino que significa -precisamente en el sentido del principio sinodal que el Papa Francisco menciona repetidamente-: En primer lugar, escuchar las voces de los "otros", y hacerse Iglesia con ellos, abriendo cada vez de nuevo el fundamento más profundo de la fe de la Iglesia, la relación con Cristo y la experiencia del Espíritu. El "locus theologicus" de los fieles, su respectivo crecimiento en su propia forma de fe, corresponde precisamente a la catolicidad de la Iglesia universal y su tradición viva en el diálogo con el mundo y en aprendizaje del mundo. La Iglesia ya no es la "magistra" frente al mundo, sino una aprendiz del mundo. Para el Papa Francisco, la sinodalidad se inscribe en la "conversión pastoral"[5] , que abre la diversidad de facetas del misterio de la fe a descubrir en todos los caminos del mundo, especialmente junto a los débiles, los/las pobres y los/las heridos/as. Desarrollar el "locus theologicus" de los fieles, está así al servicio de la "Iglesia en marcha", que camina por los senderos de la Encarnación y que aprende a ser huésped de las otras para descubrir allí a Aquel sin el cual no puede ser -Jesús de Nazaret, el Cristo que es la referencia de toda traducción del discurso cristiano de Dios, pero que él mismo -según una imagen de Michel de Certeau- ha "desaparecido" en la multitud.[6] En el seguimiento de Jesucristo, la Iglesia es el pueblo de Dios en camino, como Jesús debe "desaparecer en la multitud" cuando la gente empieza a creer, cuando se forman nuevas formas de fe, por lo que la Iglesia está permanentemente "en devenir". Sus estructuras han de guiarse por este principio básico del Evangelio. En el sentido de la dignidad igual y común de todos los creyentes inscrita en la profundidad de la fe bíblica, pero también en los textos del Concilio, los/las laicos/as, en particular, deben participar en estos procesos, lo que incluye la formación adecuada para que ellos -hombres y mujeres- puedan desempeñar su ministerio de evangelización con responsabilidad. La catequesis, la educación religiosa etc. deben ser como "exploradores" para una iglesia en los caminos sinodales. Las personas que emprenden el camino de la fe son "sismógrafos" de los caminos de la iglesia mundial hacia el futuro; esto se ha puesto de manifiesto, por ejemplo, en los movimientos de mujeres en todo el mundo y sigue siendo importante. En una perspectiva mundial, ciertamente no hay procesos unilineales, ni tienen por qué serlo; una iglesia mundial se caracteriza por las incoherencias, y en este sentido los malentendidos y los conflictos también forman parte de los procesos de aprendizaje de una iglesia sinodal. Los procesos de traducción que forman parte de la catequesis están hoy cada vez más condicionados por las dinámicas interculturales, e incluyen procesos de "discernimiento de espíritus".

Es precisamente en este sentido que el Papa Francisco nos anima a continuar juntos como pueblo de Dios en los caminos sinodales, incluso frente a todas las tensiones. Porque: la sinodalidad da un espacio al "entre", como escribe Michel de Certeau, y es precisamente aquí donde se inscribe Dios, el Único que permite a la Iglesia "llegar a ser"[7] y que es el fundamento principal de cada eclesiogénesis.

El Camino Sinodal es, en este sentido, un camino de fe, que nos conduce a una profundización muy especial de la revelación cristiana. No se trata de cuestiones periféricas, no se trata -como quieren interpretar los críticos- de una comprensión meramente funcional de la Iglesia cuando se trata de la participación más amplia de las mujeres en los ministerios y cargos. Aquí estamos en medio de cuestiones de fe, en cierto sentido en medio de una "batalla espiritual", y es precisamente por eso que en el Camino Sinodal se trata de una profundización en la "evangelización", como el Papa Francisco pidió en su carta escrita el 29 de junio de 2019 al "pueblo de Dios peregrino en Alemania" con respecto al Camino Sinodal.

Nuestro trabajo teológico en los foros se caracteriza por una dinámica espiritual de este tipo: se trata de una profunda argumentación teológica, pero aquí no se trata de una mera presentación de argumentos bíblicos o dogmático-teológicos o de consideraciones canónicas con respecto a la cuestión de las mujeres y los ministerios (sacramentales). La reflexión teológica tiene aquí también la tarea de mostrar la dimensión espiritual de las diferentes posiciones. La teología aporta entonces su contribución a lo que significa la sinodalidad: aprender a escuchar realmente al otro y a la otra, a comprender su posición, aunque ésta no pueda ser compartida. La teología puede entonces desencadenar procesos de aprendizaje cuando me ayuda a clarificar cuál es el fundamento espiritual de mi posición, cómo se ha originado, quizás en una formación teológica antigua, sin ser consciente de los nuevos desarrollos en términos bíblicos o dogmático-teológicos, pero también incrustada en procesos biográficos, en estructuras no cuestionadas de obediencia y en el poder vinculado a ellas, que el cargo eclesiástico no sólo ejerce sino que también experimenta, y que todos los involucrados -incluida yo como teóloga- ejercen y experimentan. En este sentido, el trabajo teológico también incluye el gran "arte" de poder descubrir la dimensión espiritual más profunda en el desarrollo de los argumentos y las posiciones teológicas. La sinodalidad también significa poder aprender ese "arte" junto con los muchos otros que están en el camino.

 

4. La contribución para la Iglesia mundial del trabajo en los foros sinodales

"Entendemos nuestras deliberaciones en el Foro[8] del Camino Sinodal como una contribución dentro del proceso sinodal mundial al que el Papa Francisco ha invitado con el tema 'Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión' y que debe concluir con el Sínodo de los Obispos en octubre de 2023", según la declaración del Foro "La mujer en los ministerios y cargos en la Iglesia", que fue aprobado en primera lectura por la Asamblea Sinodal a finales de septiembre de 2021. "Los procesos sinodales también se han iniciado anteriormente en otras regiones del mundo. Deseamos que el Sínodo Mundial de los Obispos sobre cuestiones de sinodalidad confíe en el "sensus fidelium" de todo el Pueblo de Dios y abra un espacio de igual manera también a las experiencias de fe, las prácticas pastorales y las investigaciones teológicas de las mujeres" (p. 3). El Camino Sinodal de la Iglesia alemana es visto como un "signo de esperanza para la Iglesia universal", "porque clérigos y laicos, varones y mujeres participan y se escuchan mutuamente en los foros y votaciones de forma igualitaria" y de ello "surgen perspectivas para la organización del proceso sinodal mundial". Se expresa el deseo "de que se haga posible una discusión constructiva con las anteriores decisiones magisteriales sobre la cuestión de los ministerios y cargos de las mujeres; en el proceso, se han de encontrar formas de comunicación que garanticen que, incluso ante posiciones diferentes, podamos permanecer juntos en el camino y encontrar las otras posiciones en cada caso con aprecio" (p. 4/5).

En este sentido, el Camino Sinodal de la Iglesia local alemana es un reto desde la perspectiva de la Iglesia mundial, pero también un signo de esperanza: Todas las cuestiones que se plantean en los foros tienen que ver con la superación de la brecha cada vez más grande entre la vida y la fe, y con hacer que la Iglesia de " sea creíble como la Iglesia de Jesucristo, que siempre emprende el camino de la conversión. Las cuestiones tratadas en el Camino Sinodal de Alemania sobre el poder y la participación, la mayor participación de los laicos, especialmente de las mujeres en la Iglesia, la superación de las estructuras clericales y una seria confrontación con los modos de vida de la modernidad, apuntan a la raíz de una crisis que tampoco se detiene en las Iglesias del Sur, cuando muchos católicos se unen aquí a las nuevas comunidades cristianas y a las Iglesias pentecostales que permiten una mayor participación de los laicos y especialmente de las mujeres. Una nueva cultura de las relaciones, la justicia de género, las nuevas formas de percibir el ministerio y el abandono del " y de las "estructuras de alianza de los varones no sólo son piedras de toque para la capacidad de la Iglesia de inculturar se en la sociedad moderna, sino también para saber si la propia Iglesia está preparada para una nueva conversión a la Palabra de Dios y para escuchar el mensaje liberador del Reino de Dios. El borrador del preámbulo del Camino Sinodal dice: "Queremos ser una Iglesia que aprende en el viaje espiritual que nos une.

Defendemos ser una Iglesia sinodal bajo el liderazgo del Papa, en la que todos son escuchados y pueden participar en el establecimiento del rumbo a seguir en el futuro. No confiamos en simples previsiones para nuestra Iglesia. En cambio, construimos un futuro abierto a giros y desarrollos sorprendentes. Confiamos en la promesa de Jesús de que el Espíritu de Dios nos guiará "en toda la verdad" (Evangelio de Juan 16:13)“ ( 6)

Prof. Dr. Dr. h.c. Margit Eckholt, profesora de Dogmática y Teología Fundamental en la Universidad de Osnabrück

Miembro del Comité Directivo del proyecto Vaticano II, copresidente

Estudió Teología Católica, Filología Románica y Filosofía en las Universidades de Tubinga y Poitiers, Dr. theol. 1992 en la Universidad de Tubinga, 2000 Habilitación en Dogmática en la Facultad de Teología Católica de la Universidad de Tubinga, 1993-1995 Profesor visitante y becario Alexander-von-Humboldt en la Pontificia Universidad Católica Santiago de Chile, 2000 a 2009 Profesor de Dogmática en el Colegio Filosófico-Teológico de los Salesianos de Don Bosco en Benediktbeuern, desde septiembre de 2009 Profesor de Dogmática (con Teología Fundamental) en el Instituto de Teología Católica de la Universidad de Osnabrück.

Entre otras cosas, miembro de la junta directiva del IKFN (Instituto de Historia Cultural de los Primeros Tiempos Modernos de la Universidad de Osnabrück, representante de la Universidad para América Latina, coportavoz del grupo de formación de investigadores "Shaping Religious Differences - Forming Pluralism in Christianity and Islam". Miembro del Comité Directivo del proyecto "Vaticano II - Legado y Mandato. Comentario intercontinental: recepción y orientaciones para la vida de la Iglesia".

Enfoque científico:

Dogmática intercultural; cuestiones metodológicas del diálogo intercultural e interreligioso; cristología y eclesiología; Concilio Vaticano II; teología, iglesia y cultura en América Latina; iglesia y mujer.

Profesores visitantes en Chile (PUC Santiago de Chile) y Brasil (PUC Porto Alegre).

Funciones honoríficas:

Director de la organización de becas Lateinamerika-Deutschland e.V. (Intercambio cultural latinoamericano-alemán - ICALA), Presidente de la Sociedad Europea de Teología Católica (ESCT), Vicepresidente del IIMF (Instituto Internacional de Investigación en Misionología).

Miembro del Foro "Las mujeres en los ministerios eclesiásticos" del Camino Sinodal en Alemania.

Algunas publicaciones (en referencia al Vaticano II):

Convertirse en el invitado de otro. Análisis de la fe con Michel de Certeau en tiempos de encuentros interculturales e interreligiosos, Ostfildern (Grünewald) 2020.

Las mujeres en la Iglesia. Entre el desempoderamiento y el empoderamiento, Würzburg (Echter) 2020.

Ir a la periferia. Tras las huellas de Jesús pobre - Del Vaticano II al Papa Francisco, Ostfildern (Grünewald) 2015.

No se puede hacer una iglesia sin mujeres. El despertar del Consejo y los signos de los tiempos, Ostfildern (Grünewald) 2012.

 



[1] Ver el artículo: El camino sinodal de la Iglesia alemana. Superar la brecha, in: Vida Nueva 11.5.2021, in: https://www.vidanuevadigital.com/tribuna/el-camino-sinodal-de-la-iglesia-alemana-superar-la-brecha-margit-eckholt/ 

[2] Es el „Estudio MHG“: Es un proyecto de investigación interdisciplinar sobre el tema ‘Abusos sexuales en la Iglesia Católica-Romana de Alemania’ que se llevó a cabo de 2014 a 2017. MHG son las siglas de Mannheim, Heidelberg y Gießen, que son las ciudades donde están situados los institutos en que trabajan los investigadores.

[3] Cf: Margit Eckholt, Sinodalidad y sororidad. Reflexiones a partir del Camino Sinodal de la Iglesia alemana, en: Iglesia Viva 289 (2022) 25-44; dies., Der Synodale Weg der deutschen Ortskirche. Signos de esperanza para el proceso de reforma mundial de la Iglesia, en: Forum Weltkirche. Synodaler Weg 2 (2022) 12-16.

[4] NdT: El estudio MHG es un proyecto de investigación interdisciplinar sobre el tema ‘Abusos sexuales en la Iglesia

Católica Romana de Alemania’ que se llevó a cabo de 2014 a 20 17. MHG son las siglas de Mannheim, Heidelberg

y Gießen, que son las ciudades donde están situados los institutos en que trabajan los investigadores.

[5] El término "conversión pastoral" fue utilizado por los obispos latinoamericanos en su conferencia de Aparecida (2007): Aparecida 2007. Documento final de la V Asamblea General del Episcopado de América Latina y el Caribe, 13-31 de mayo de 2007, editado por el Secretariado de la conferencia alemana Bi schofs , Bonn 2007.

[6] Certeau, GlaubensSchwachheit, Stuttgart 2009, 213. En esta formulación queda claro el planteamiento central de Certeau en las reflexiones eckle siológicas: "En todas partes está implícito un acontecimiento, pero en ninguna parte se "capta". Jesús es el Otro. Se ha desvanecido vivo en su iglesia ('verificado'). No puede ser un objeto de posesión. Su presencia ha permitido lo que le sigue, pero su salida es la condición de una objetivación plural (la Iglesia) que le deja la posición de sujeto en tanto que es el autor, el 'ausente' y a igual 'permitiendo'". (ibíd., 186) Certeau relaciona la fe con el riesgo, se trata de la apertura, el exceso, la transgresión de los límites: "Dar espacio al prójimo, eso significará despejar el espacio -más o menos morir- y vivir. No hay pasividad, sino lucha por dar espacio a los demás, en el discurso, la cooperación colectiva, etc. Esta labor de hospitalidad hacia el extranjero es exactamente la forma del lenguaje cristiano. Surge sólo parcialmente; sigue siendo relativo al lugar particular que uno "ocupa". Nunca se completa. Está perdido, felizmente ahogado en la vasta extensión de la historia humana. Como Jesús, desaparece en la multitud" (ibíd. 213).

[7] Cf. Michel de Certeau, Der Fremde oder Einheit in Verschiedenheit, Stuttgart 2018, por ejemplo, 91-120; ders., GlaubensSchwachheit, Stuttgart 2009, 49: Habla aquí del "principio de una transgresión incesante" y en él de un "'medio' que se revela, atrae constantemente y construye así el Dasein a través de la multiplicidad de episodios, decisiones y consentimientos que conducen hacia él (es decir, Dios, nota de la autora)".

[8] Cf: Margit Eckholt, Sinodalidad y sororidad. Reflexiones a partir del Camino Sinodal de la Iglesia alemana, en: Iglesia Viva 289 (2022) 25-44; dies., Der Synodale Weg der deutschen Ortskirche. Signos de esperanza para el proceso de reforma mundial de la Iglesia, en: Forum Weltkirche. Synodaler Weg 2 (2022) 12-16.

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