Tegucigalpa (Por Joel Perdomo) – “Quisiera ver a una Honduras más justa, una Honduras más libre, una Honduras más próspera y no encerrada en esos problemas de politiquería donde se olvidan del bien común y solamente se dedican a enriquecerse o enriquecer a un grupo, muchas veces abusando del poder y de los bienes del Estado”, dijo el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga en una entrevista exclusiva a Proceso Digital donde habló ampliamente de varios temas.
Fuente: Proceso Digital
Por: Especiales PD
20/11/2022
En abril de este año, el cardenal Rodríguez anunció su retiro diciendo: “en este momento teniendo presente que en la Divina Provinencia, es la última Misa Crismal que presido como Arzobispo de Tegucigalpa, yo quiero pedirles perdón, si por mis límites no he sabido responder, a lo que tienen derecho a esperar de su obispo, sobre todo, les quiero dar las gracias por su entrega al ministerio sacerdotal y ese bien derramado a manos llenas por el bien común”.
Consciente que por este mundo solo está de paso, el cardenal hondureño, no siente que se le acaba el tiempo, porque asegura aprendió a vivir en Dios, tampoco alberga rencores contra nadie, pese a haber sido objeto de dos ataques mortales que perfectamente pudieron acabar con su vida, sin embargo, eso no ha sido motivo para detener sus luchas por la justicia no solo de Honduras, sino por el mundo, su pasión por la Iglesia no tiene límites y considera que lo dio todo por el país que lo vio nacer, dijo estar dispuesto a seguir sirviendo hasta el último día de su vida.
Fue ordenado sacerdote en 1970, ocho años después nombrado obispo auxiliar de Tegucigalpa; en 1993, el entonces papa Juan Pablo II, lo ordenó Arzobispo, luego entre 1995 y 1999 presidió el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), presidente de Cáritas Internacional (2007-2019), también el papa Francisco le confió la presidencia del Consejo de Cardenales para reformar la Constitución Apostólica que regulará el funcionamiento de la Curia Romana.
El cardenal hondureño, se ha convertido en unos de líderes más connotados de la Iglesia Católica en Honduras, Latinoamérica y el mundo, su vocación de más de 44 años como obispo, ha estado orientada a las causas justas, especialmente en Honduras. Su jerarquía en la Iglesia romana, le ha permitido liderar luchas mundiales contra la pobreza, defensa de los derechos humanos y promotor de diálogos entre las naciones en busca de mantener la paz.
Ha sido un guía religioso crítico de las desigualdades, la corrupción, la impunidad y un constante defensor de la doctrina católica, formador, académico y responsable de los avances más significativos que ha logrado la Iglesia, no solo Honduras, sino en el mundo. Sus firmes posturas no cesan pese a los complicados contextos sociales y políticos de las naciones, sigue abogando por el establecimiento de la paz, el sustento de la esperanza, la fe y el amor a Cristo.
Refirió que los complejos escenarios sociales demandan que la población se acerque más Dios, a través de la eucaristía y el evangelio, dejó un mensaje para los jóvenes, habló de los avances de la Iglesia hondureña, su retiro, así como de sus funciones en el Vaticano, su relación con el papa Francisco y el impulso que dejaron a su vocación: San Juan Pablo II y el papa emérito Benedicto XVI.
Proceso Digital (PD) ¿Su eminencia cómo vive los últimos días de su servicio pastoral tras anunciar su retiro?
Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga (OARM): En primer lugar lo anuncié porque voy a cumplir 80 años, pero el Santo Padre no me ha respondido nada de modo que yo sigo tranquilo en mi trabajo pastoral.
PD – Usted como un amplio conocedor de la Iglesia ¿Cómo se encuentra la Iglesia en Honduras?
OARM: En primer lugar con alegría aquí en Talanga, porque el hecho de que se cree una nueva parroquia nos indica cómo la Iglesia va creciendo. Este año por ejemplo el Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa tiene a 150 seminaristas, la Arquidiócesis de Tegucigalpa, el próximo 17 de diciembre va a ordenar cuatro sacerdotes y el quinto diácono permanente, eso es muestra que hay un crecimiento en todos los aspectos.
Además el número de jóvenes que reciben el sacramento de la confirmación, casi cada año pasan de 10 mil a nivel nacional de tal manera que eso es mucha vida que el Espíritu Santo nos da en nuestra Iglesia en Honduras.
PD – Su eminencia háblenos de lo que representa para usted celebrar la eucaristía.
OARM – Bueno es el centro de la vida, el sacerdote existe para y por la eucaristía, es el centro de nuestra vida, ya el Señor Jesús nos lo dijo: hagan esto en memoria mía, desde entonces la vida del sacerdote es la santa eucaristía.
PD – De su larga trayectoria pastoral ¿Cuál es su mejor momento, podría identificar alguno?
OARM – Son muchísimos, tuve la dicha que el papa San Juan Pablo Segundo, fue quien me nombró obispo cuando yo tenía 35 años y él siempre fue para mí como un padre, como un papá, tuve el honor de conocerlo, de tratarlo y de reunirme muchas veces con él, también fue quien me hizo cardenal. Luego trabajé muy de cerca con el papa Benedicto XVI, cuando fui secretario del Celam y después presidente, estuve en el Cónclave en que lo elegimos.
Posteriormente con el papa Francisco, trabajamos juntos en la Conferencia de Aparecida, él era el jefe del Comité de Redacción y yo era uno de eso miembros, recuerdo que trabajamos por horas y horas en la redacción del Documento de Aparecida, después también pude participar en el Cónclave en que lo elegimos Papa, han sido momentos muy bellos de la vida.
PD – ¿Cuándo fue la última vez que habló con el papa Francisco?
OARM – R / Le puedo decir que fue hace cuatro días (martes 15 de noviembre) que me llamó por teléfono porque estamos preparando la reunión que vamos a tener ahora a principios de diciembre, entonces yo debía dialogar con él sobre la agenda de esa reunión, se llama el orden del día así que estuvimos discutiéndolo para mandarlo a los otros cardenales que son miembros del Consejo.
PD – Usted estuvo entre los cardenales papables ¿Qué nos puede contar de esa experiencia?
OARM – No de eso no puedo hablar, porque el Cónclave es secreto.
PD – Sí, pero usted como hondureño, nos representó en ese acontecimiento que nos hizo sentir orgullosos a todos.
OARM – Bendito, sea Dios, bendito sea Dios.
PD – ¿Su eminencia en que se diferencia la actual Iglesia a aquella por al que usted comenzó a servir?
OARM – Pues cuando yo empecé a trabajar aquí en Honduras, éramos una Iglesia muy pequeña, tanto que apenas teníamos 13 sacerdotes diocesanos, nada más, hoy tenemos 85 ahí está la diferencia, teníamos muy pocas parroquias, ahora son 58 y con estas dos nuevas cuasi parroquias (Talanga y La Cañada) ya pasamos de las 60 a nivel nacional, de tal manera que para mí es una dicha.
PD – ¿Cree que su ausencia una vez que se retire va a pesar para la Iglesia en Honduras?
OARM – Eso ya no depende de mí, lo tendrán que decir ustedes (dice mientras sonríe).
PD – Su eminencia ¿Qué le hizo falta a su largo trabajo pastoral?
OARM – Lógicamente yo hubiera querido haber servido mejor, a veces uno no puede por cantidad de circunstancias, pero yo me siento contento y tranquilo, claro se han hecho cosas bellas como la Universidad Católica.
Fíjese que nosotros no teníamos una Universidad Católica, se comenzó cuando yo inicié a ser Arzobispo en 1993 y ha sido una gran bendición, porque en lugar de hacer dos campus, uno en Tegucigalpa y otro en San Pedro Sula, hemos hecho 11, es decir que todas las diócesis tienen un campus universitario, que permite que no haya mucho gasto para la gente en desplazarse, sino en sus mismas diócesis pueden optar a carreras universitarias. La academia ha sido uno de los grandes logros de la Iglesia.
Pero además hemos trabajado bastante en la catequesis, en la educación de la fe, en la pastoral juvenil que hoy en día uno de los consuelos grandes, ya que mucha gente habla que hay juventud descarriada, es lo menos, la mayoría de ellos no están descarriados, lo que pasa es que no hacen bulla, los que si hacen ruido son los que andan en el mal camino, pero hay tanta juventud haciendo buenas cosas por Honduras.
Luego está la pastoral familiar, el hecho que desde 1980 hayamos mandado una carta pastoral por las familias, se nombró el mes de agosto como el Mes de las Familias y esto ayudó mucho a consolidar las familias hondureñas con el sacramento del matrimonio, por ejemplo que no haya tantos divorcios o separaciones, esto también es un logro para nosotros.
PD – ¿La familia hondureña enfrenta muchos retos y desafíos, que decir de esa realidad?
OARM – Si, especialmente por la situación económica tan delicada en que estamos ¿cuántas familias se rompen? porque a lo mejor el padre o la madre, tienen que irse a trabajar fuera del país para sostener el núcleo familiar, luego los hijos quedan en poder de los abuelitos, pero cuando ellos crecen ¿quién los va a poder educar o dominar? Si ya los adultos mayores no tienen suficiente influencia sobre ellos cuando son adolescentes o jóvenes, eso es un dolor porque ¿cuántas familias se disgregan por asuntos económicos? Son muchas.
PD – Usted ha mostrado mucho interés por lo jóvenes ¿Qué le diría a quienes se encuentran en contextos complicados?
OARM – Yo les diría en primer lugar que se acerquen a Cristo porque quien se encuentra con el señor Jesucristo, halla nuevos horizontes en la vida y cerca de Cristo, pueden alcanzar grandes metas, en cambio, si caen bajo el dominio de maras y pandillas, se vuelven criminales y es muy triste cuando una persona pierde el respeto por la vida y piensa que puede matar impunemente, existe un mandamiento en la ley de Dios que dice: no matarás y eso es muy claro en la Biblia, hay tanta juventud que tristemente caen en el crimen, sicariato y se pierden en el mundo de la violencia, es muy importante que conozcamos más la palabra de Dios y la pongamos práctica.
OARM – Bueno, ya quizás estaré en la vida eterna, pero desde allá vamos a hacer lo posible para interceder por Honduras, quisiéramos verla más justa, una Honduras más libre, una Honduras próspera y no encerrada en esos problemas de politiquería, que se olvidan del bien común y solamente se dedican a enriquecerse o enriquecer un grupo, muchas veces abusando del poder y abusando de los bienes del Estado.
PD – Su trabajo pastoral significó orgullo para Honduras y el mundo ¿cambiaría algo de su vida?
OARM – Yo he sido muy feliz y lo sigo siendo, creo que he hecho lo que el Señor me ha inspirado, no creo que deba cambiar nada, he sido feliz.
PD – ¿Si tuviera que darle un consejo a los hondureños que les diría?
OARM – Que traten de amar y de servir al señor Jesús, porque cuando uno entrega su vida a amar y a servir, encuentra plenitud y una gran paz, porque el que no ama y se encierra en sí mismo, en el egoísmo, no puede ser feliz porque en realidad solo el amor nos hará felices.
PD – ¿Cómo ha sido su relación con Jesús Sacramentado y la Virgen María?
OARM – En primer lugar quiero hablar de Jesús Sacramentado porque él es quién nos ha dado la vida, porque entregó su vida por nosotros y nos infunde su vida desde el bautismo, cuyo significado es el inicio para ser hijos de Dios, pues por nosotros circula la vida de Dios, misma que es gracia, de tal manera que la primera comunión, es un momento súper especial, ya que es cuándo Cristo entra a vivir en nosotros con su cuerpo y sangre.
A mí me entristece a veces que hay cristianos (niños) que hacen la primera comunión y después nunca más volvieron a comulgar. Eso es como padecer una anemia espiritual enorme, porque si no se alimentan de la santa eucaristía, que por siempre es el centro de la vida cristiana.
PD – ¿Y la Virgen María?
OARM – Pues la Madre del cielo, también nuestra y Honduras tiene esa dicha que la reina, que la Virgen, se encontró en la imagen de nuestra Señora de Suyapa desde hace 265 años, entonces lógicamente la madre María, nunca nos ha abandonado por qué Honduras pudo haber fracasado como otros países circundantes lo hicieron como: Guatemala, El Salvador y Nicaragua que han padecido unas guerrillas sangrientas, simplemente aquí nomás en El Salvador, donde hubo más de 65,000 muertos por una guerra civil y aquí no la hemos tenido, aunque con muchos problemas, yo ese milagro lo atribuyó a la Madre del cielo, nuestra señora de Suyapa nos ha protegido y ojalá nos siga protegiendo porque el riesgo siempre está.
PD – Su eminencia, considera que su trabajo pastoral ¿representó en algún momento riesgo para usted?
OARM – No solo eso, miedo nunca he tenido, pero si he tenido atentados de muerte, yo tengo ahí dos balas de un atentado que me hicieron contra el antiguo Arzobispado que era donde yo tenía mi oficina, si yo hubiese estado en mi escritorio me hubiesen matado, por qué las dos balas quedaron en el respaldo de la silla donde yo me sentaba pero cuando uno está en las manos de Dios, yo siempre le he dicho al Señor que tengo la visa en el pasaporte y me podes llevar cuando quieras porque estoy en paz.
PD – ¿Y el otro atentado, cardenal?
OARM – El otro fue más difícil, yo estaba bendiciendo una capilla en un barrio en desarrollo de Tegucigalpa -y un señor pobrecito, ya lo mataron, era un agitador social-, y no sé por qué razón venía una turba como para lincharme en esa capilla, pero el párroco supo a tiempo y me sacó de ahí en su auto de modo que cuando ellos llegaron, no me encontraron pero sí, de todas maneras nunca he tenido miedo.
PD – Cardenal muchas gracias, su mensaje final…
OARM – Felicito a esta comunidad bella de Talanga, porque hoy ha nacido una nueva cuasi parroquia que sigan creciendo en la fe, en la justicia y en el amor.
PD – Gracias cardenal por atendernos.
OARM – Al contrario, gracias a ustedes, Dios le bendiga, muy bien. JP
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