miércoles, 10 de agosto de 2022

El edificio de Londres que desató el Vatileaks 3 podría llevar al Vaticano ante los tribunales de Reino Unido

Uno de los acusados en el macro juicio económico vaticano, imputados por malversación y fraude, quiere llevar ahora a la Santa Sede ante la Justicia

Fuente:   Vida Nueva

Por:   Elena Magariños

08/08/2022


El Vaticano podría enfrentarse, por primera vez en su historia, a un juicio ante los tribunales ingleses. Así lo afirma Daily Mail, donde se puntualiza que la razón no es otra que la propiedad del número 60 de Sloane Avenue (Londres). El edificio que destapó el Vatileak 3 y que, ahora, la Justicia inglesa investiga.

El Vaticano vendió el pasado mes de julio este edificio por el que diez personas, incluido el cardenal Angelo Becciu, están sentados en el banquillo de los acusados en el macro juicio económico vaticano imputados por malversación y fraude en el uso de los fondos reservados. La Administración del Patrimonio de la Santa Sede (APSA) informaba, en este sentido, de que el inmueble se ha vendido “en los últimos días” por 215 millones de euros, cuando costó 350 millones.

 

La actuación de Raffaele Mincione

Otro de los acusados es Raffaele Mincione, el financiero de la Secretaría de Estado de la Santa Sede y que impulsó la adquisición del edificio del 60 Sloane Avenue y que después utilizó el dinero en inversiones opacas. Actualmente está acusado por el Vaticano de 10 cargos penales, incluidos fraude, malversación de fondos y abuso de poder que datan de 2014. Sin embargo, Mincione lo niega todo y respalda la valoración de la propiedad que, según él, fue proporcionada por expertos independientes.

Ahora, Mincione, que tiene nacionalidad inglesa y que defiende que el Vaticano no puede demostrar sus acusaciones, quiere iniciar una acción civil en el Reino Unido para, tal como subrayan los medios ingleses, proteger su reputación.

 

 

1 comentario:

  1. Yo creó que habría que afinar un poco los criterios de selección de artículos que se copian de otras publicaciones. Es verdad que al fin es el lector el que elige. Claro. Por eso a mí, además de las negruras sobre la economía de la Iglesia, me hubiera gustado también encontrar el informe del propio Vaticano el pasado 5 de agosto sobre sus finanzas.
    Uno de los criterios que yo propongo, por ejemplo, es éste: que se ofrezcan al lector datos, no interpretaciones sobre los mismos, sobre todo cuando faltan los datos. El lector ya pondrá su interpretación, sin que le invadan con ajenas.

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