Fuente: Levante
Julio Ciges Marín
16/08/2022
La noticia de la muerte de Josep-Antoni, aunque esperada, me ha sorprendido e impactado. He sentido su pérdida con una profunda pena y, a la vez, con admiración y agradecimiento a su persona. Recibí la noticia estando por la Serranía de Cuenca, a casi 300 kms. de València, donde me reponía durante el periodo de descanso de la quimio. Y, por supuesto, decidí, sin dudarlo, interrumpir ese descanso para hacerme presente en el entierro del tan queridísimo amigo Josep-Antoni. Él se merecía este esfuerzo y la manifestación de mi agradecimiento.
A lo largo de mis 49 años de presbítero, Comes ha sido para mí un auténtico amigo y compañero de viaje y un maestro ejemplar. Desde que salí del seminario tuve la suerte de encontrarme con él en diversas circunstancias y conectamos fácilmente en los planteamientos pastorales de nuestro quehacer ministerial.
Pronto empezamos a caminar juntos emprendiendo proyectos dirigidos a ir haciendo de la Iglesia valenciana una Iglesia fiel al Concilio Vaticano II, inculturada en nuestro Pueblo Valenciano, en su lengua y su cultura, dialogante, abierta y solidaria con las personas contemporáneas para hacer realidad lo que el Concilio nos decía “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón” (G.S nº 1). Y, sobre todo, una Iglesia cercana y encarnada en el mundo de los pobres para que en él se experimente la Buena y liberadora Noticia de Jesús de Nazaret. Ese horizonte ha marcado siempre nuestro quehacer y nuestra vida, sabiendo que no es opción preferencial de la Iglesia oficial de València y, por eso, conscientes de situarnos en los márgenes de la oficialidad eclesiástica. No obstante, a pesar de las muchas incomprensiones y de algún que otro conflicto con la jerarquía, hemos ido avanzando con firmeza, intentado tender puentes y hacer lo posible por evitar cualquier ruptura, porque la comunión es esencial en todo nuestro quehacer eclesial.
En la década de los años 70 del pasado siglo y con la finalidad de ir caminando en esa dirección, convocamos y promovimos la Assemblea de Servei Pastoral, una plataforma para coordinar al clero progresista de València en la potenciación de esa línea pastoral desde la ayuda mutua. Esa plataforma, que en un principio aglutinaba a más de 80 presbíteros diocesanos y que a lo largo de sus más de 48 años ha sido denominada de diferentes maneras (en la actualidad y con la incorporación de seglares, Grup Cristià del Dissabte), ha marcado toda una línea de Iglesia siendo una voz de Iglesia distinta a la que se oye normalmente y muy valorada por la opinión pública no conservadora.
El objetivo fundamental de nuestro proyecto ha sido siempre el que hoy encarna el papa Francisco: la desclericalización de la Iglesia para que viva, de verdad, como Pueblo de Dios, en sinodalidad permanente y con un protagonismo seglar vivo y dinámico, comprometido en la sociedad y en la Iglesia para su transformación radical. Por eso, cuando propuse la creación del Fòrum Cristianisme i Món d’Avui, en 1987, Comes asumió la propuesta con todo entusiasmo. La hizo suya y se comprometió con todas sus fuerzas. Ha formado parte de la Coordinadora del Fòrum desde sus inicios. ¡Cuánta sabiduría y creatividad ha aportado con sus propuestas! ¡Cuánta pasión ha puesto en la realización de cada una de sus ediciones! Ciertamente el Fòrum, a pesar de las resistencias y la poca colaboración de la jerarquía, ha sido un auténtico éxito de participación en sus 32 ediciones, un verdadero encuentro seglar, eclesial, creativo, vivencial y celebrativo de la fe, que ha animado la marcha de tanta gente de nuestro querido Pueblo Valenciano que busca esa Iglesia encarnada y comprometida en el momento presente. Por eso muchas veces hemos oído decir con emoción: “El Fòrum es todo un oasis en el desierto de nuestra Iglesia”. En este frente Josep-Antoni siguió potenciando su gran opción fundamental, que con tanto empeño desarrolló siendo consiliario nacional o estatal de la JOC: su pasión por la promoción seglar y su interés por la formación de una juventud cristiana comprometida y responsable en la sociedad y en la Iglesia.
¡Qué fecunda, rica y feliz ha sido toda esta experiencia compartida intensamente con el amigo Josep-Antoni! ¡Cuánto nos ha enseñado y cómo nos ha estimulado! Ambos nos hemos acompañado, animado y alentado mutuamente, sobre todo, en los momentos duros y difíciles. Y siempre desde la estima y la amistad más sincera, valorándonos en gran manera. Aún recuerdo con emoción las palabras que Comes escribió en el librito que se publicó con motivo de la celebración de mis 25 años de presbítero. Él mismo reconocía lo que acabo de señalar, al escribir: “va ser com una bocanada d’aire fresc (trobar-me) amb l’equip de rectors de St. Marcel·li-Massanassa… Era una benedicció de Déu comprovar que encara hi havia algú que entenia com cal la pastoral obrera, el ministeri ordenat, els problemes de fons de la diòcesi… però, sobre tot, la passió, la intensitat i la il·lusió amb que tot això ho vivies i ho vius. I després, el Fòrum. Açò ja és massa per a la carabassa. ¡Quantes coincidències en l’essencialitat dels plantejaments! Així dona gust treballar!”
Sí, es verdad: trabajar con Comes compartiendo su amistad y su maestría ha sido todo un placer y un gran enriquecimiento personal y comunitario. Su espontaneidad y su sencillez facilitaban todo este trabajo conjunto y compartido.
Finalmente me gustaría destacar otra faceta de Comes, bien conocida, que ya han señalado todos los medios: su pasión por el diálogo fe-cultura. Esa pasión lo llevó a estudiar periodismo y a ponerse al frente de la revista Iglesia Viva, de gran importancia e influencia en la vida intelectual de la Iglesia española y, posteriormente, de la revista decana en valencià Saó, que tanto ha potenciado este dialogo y el encuentro entre la cultura valenciana y la fe.
Ciertamente la vida de Josep-Antoni Comes ha sido una bendición para nuestro Pueblo y para nuestra Iglesia. Su enorme aportación es de tal calibre que nos ha dejado un gran legado y la gran responsabilidad de dar continuidad a lo que era sagrado para él. Por eso me alegró que en su entierro, celebrado el pasado 4 de agosto, tanto el sr. arzobispo, en su carta de salutación a la familia y a la Asamblea litúrgica, como el sr. vicario episcopal, el sr. cura del Olivar d’Alaquàs y quienes pronunciaron palabras de agradecimiento a Josep-Antoni, reconocieran su gran personalidad y su obra, su enorme trabajo y su dedicación a la causa del Reino y a la de nuestro Pueblo Valenciano. Fue muy emocionante el prolongado aplauso que se le dispensó al acabar la misa exequial. En pleno periodo estival y de vacaciones del mes de agosto, hubo una gran asistencia y una participación muy activa y sentida en una celebración muy cuidada. Una celebración propia de Josep-Antoni y como a él le gustaba: toda en valencià, con los cantos del Fòrum, alegres y llenos de esperanza, y rodeado de tanta gente con la que compartió los proyectos y las ilusiones de su vida.
Estoy seguro de que el Dios bueno y misericordioso, Señor de la vida y de la Historia, lo habrá recibido con los brazos bien abiertos y de que el amigo Comes habrá oído ya las palabras tiernas y amables de su Señor: “Ven, bendito de mi Padre: participa ya definitivamente del Reino que con tanto entusiasmo, vigor y fidelidad te comprometiste a hacer presente en tu vida terrenal. Descansa, lleno de paz, en el regazo de tu Señor”.
Confío en que, desde Dios, intercederá por nosotros y nosotras para que podamos dar continuidad a lo que él inició aquí con tanto empeño y tanta pasión. Él nos convoca ahora y nos motiva y nos urge a proseguir su obra a pesar de tanta resistencia y dificultad.
Julio Ciges Marín
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