Fuente: settimananews
por: Lorenzo Prices-Marcello Neri
21/07/2022
Preocupa la " Declaración de la Santa Sede " de hoy (21 de julio) sobre el camino sinodal de la Iglesia católica alemana. Sorprende la falta de comprensión por parte de las instancias vaticanas del Camino sinodal en sus desarrollos generales, entre otras cosas todavía en curso, ya que los documentos serán aprobados definitivamente durante la próxima asamblea plenaria de septiembre, después de las tres anteriores.
Los textos provisionales de las cuatro áreas de trabajo (poder en la Iglesia, ministerio, mujer en la Iglesia, vida afectiva y sexual) han sufrido profundos cambios en borradores posteriores. La Declaración ignora el proceso compartido del camino sinodal y no parece conocer los estatutos que lo guían, claramente inspirados en las indicaciones del Concilio Vaticano II.
Es difícil comprender la acusación de "obligar a los obispos", dado el amplio consenso expresado por ellos y, menos aún, los "nuevos enfoques doctrinales y morales" que no se indican.
La “amenaza a la unidad de la Iglesia” parece ser atribuible al temor de las pocas y atronadoras voces críticas enviadas a Roma, las mismas que cuestionan el proceso sinodal como tal, a partir del esperado e iniciado por el Papa Francisco. Estos incluyen las observaciones cuestionables de los obispos polacos y algunos países del norte de Europa, así como un grupo de obispos, en su mayoría estadounidenses, que parecen estar inspirados en los círculos polacos conservadores.
Quienes han seguido el camino recorrido por los sínodos reconocen la precisión del discernimiento, la autocorrección, la reformulación, la distinción entre ley divina y ley humana, entre potestad sacramental y potestad jurisdiccional.
El cortísimo texto vaticano mortifica la libertad de los cristianos y socava la autonomía canónica de la Conferencia Episcopal Alemana.
Cancelar el trabajo realizado por el sínodo alemán -como parece imponer el texto- no enriquecerá el trabajo del sínodo universal sino que condicionará negativamente su progreso y recepción.
Una página negativa de actualidad eclesial, aunque el Papa Francisco nos haya acostumbrado al reconocimiento honesto de posibles errores. Como en el caso de las acusaciones, que resultaron ser ciertas, al obispo chileno que había "encubierto" las fechorías de Mons. Fernando Karadima.
Muy preocupante esta nota. Esperemos que se pueda reconducir el proceso y que el camino sinodal de Alemania, la gran esperanza para muchos, continúe vivo y con fuerza.
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