Reconoce en una nueva entrevista que si algún día toma esta decisión no se quedaría «ni loco» en el Vaticano
Fuente: Alfa&Omega
12/07/2022
El Papa Francisco ha vuelto ha hablar de una hipotética renuncia al pontificado. Lo ha hecho en una entrevista con las periodistas mexicanas Valentina Alazraki y María Antonieta Collins emitida la pasada madrugada en ViX la plataforma de streaming del grupo mediático TelevisaUnivisión. «Por el momento no tengo intención de renunciar. Nunca se me ocurrió. No siento que el Señor me lo pida. Cuando me lo pida, sí», ha reconocido.
De hecho, el Pontífice ha confesado que le gustaría tener «la fuerza del ejemplo de Benedicto XVI» para tomar esa decisión tan determinante «si veo que no puedo, que hago daño o soy un estorbo».
También ha hablado sin tapujos sobre la necesidad de regular la situación de los Papas eméritos si se extiende en las próximas décadas la costumbre de renunciar. Así, ha reconocido que la primera experiencia está saliendo bien porque Benedicto XVI es «santo y discreto» y ha añadido que «habrá que delimitar más las cosas, explicitarlas mejor».
Preguntado sobre si prefiere renunciar como Benedicto XVI o mantenerse como Juan Pablo II hasta el final, Francisco ha dicho que no puede ser objetivo. Y ha añadido: «Tengo una gran simpatía por el Papa Benedicto XVI. Cuando lo voy a ver, siempre tiene una sonrisa y los ojos brillantes. Habla bajito y cuesta entenderlo, pero está sosteniendo la Iglesia con su bondad, con su retiro. Ora, lee, escribe, estudia…».
Lo que tiene claro es que si sobrevive para renunciar, utilizando sus mismas palabras, no quiere vivir en el Vaticano. «Ni loco», ha respondido con naturalidad a las periodistas. Tampoco desea si llega la ocasión que se le llame Papa emérito, sino obispo emérito de Roma.
Su retiro ideal sería como el que había planeado en Buenos Aires, justo antes de convertirse en Pontífice: «Confesar en una parroquia y estar al servicio de la gente donde se pueda». «Cuando vine al cónclave ya tenía preparado mi retiro, que iba a ser en noviembre de ese año, al cumplir 77 años. Había elegido una habitación en el hogar sacerdotal, a cinco manzanas de una parroquia, la mía, donde se confiesa muchísimo. Al lado, hay un hospital grande. Podría confesar y ver a los enfermos. Así veía mi apostolado. Este es el esquema que quiero seguir si sobrevivo para renunciar. Puede ser que me muera antes», ha concluido.
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