"Ultimado el Camino Sinodal vinculante, será posible hablar, con fundamento de causa, de lo debatido y aprobado por los católicos alemanes. Y de sus consecuencias, que, seguro, van a dejar indiferentes a muy pocos católicos"
Fuente Religión Digital
Por: Jesús Martínez Gordo, teólogo
21/06/2022
Las reacciones más reseñables que provoca el Informe MHG sobre la pederastia eclesial son, básicamente, cuatro; la de la Conferencia Episcopal Alemana (con el disenso de una minoría); la de los católicos alemanes, representados por su Comité Central (ZdK); la del Papa Francisco (con su “carta al pueblo de Dios que peregrina en Alemania”) y las de dos departamentos de la Curia Vaticana: la Congregación para los Obispos -que preside el cardenal Marc Ouellet-, acompañada de un Informe del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, firmado por el arzobispo Francesco Coccopalmerio y del que es secretario el alavés mons. Jun Ignacio Arrieta Ochoa de Chinchetru.
Durante su reunión de septiembre de 2018 (Fulda), los obispos alemanes realizaron una primera lectura del Informe MHG, tomando algunas decisiones sobre la prevención, el manejo de los archivos personales, la compensación, reconocimiento y atención independiente de las víctimas; la formación en los seminarios y la información.
En el comunicado de prensa, facilitado a la finalización de la Asamblea, se añadió un párrafo en el que se asomaba lo que, seis meses después, acabará siendo el Camino Sinodal: “dialogaremos sobre los desafíos específicos de la Iglesia católica, tales como el problema del celibato sacerdotal, así como diferentes aspectos de la moral sexual católica, en un sincero intercambio de pareceres con la participación de expertos de diversas disciplinas”.
2.- La reacción (Noviembre, 2018)
Esta organización -representante de los consejos diocesanos y asociaciones católicas, y también de instituciones de apostolado laico y de otras personalidades eclesiales y de la sociedad- es reconocida como tal por la Conferencia Episcopal de Alemania y goza de una enorme autonomía que explica que, al finalizar su Asamblea Plenaria de los días 23 y 24 de noviembre de 2018, emitiera una resolución sobre el Informe MHG en el que, después de deplorar la timidez de la Conferencia Episcopal Alemana -la celebrada en Fulda (Septiembre, 2018)-, y de calificar como radicalmente insuficientes las medidas entonces tomadas, formulaba las siguientes consideraciones y propuestas:
1.- “Las estructuras de poder eclesiásticas y clericales de la Iglesia deben ser desmanteladas rápidamente, ¡porque el problema radica en el sistema! (...). Ha llegado el momento de un cambio.
2.- Exigimos la separación del poder ejecutivo y judicial en el derecho canónico.
3.- Reclamamos una jurisdicción administrativa eclesiástica independiente en el territorio de la Conferencia Episcopal de Alemania.
4.- La participación equitativa de laicos y personas consagradas en la dirección de la Iglesia para promover una transparencia total y combatir la clericalización denunciada por el Papa Francisco.
5.- El acceso de las mujeres a todas las funciones eclesiásticas para que estén en igualdad de condiciones con los hombres.
6.- La abolición del celibato obligatorio.
7 .- El reconocimiento de las múltiples formas de existencia en la moral sexual de la Iglesia.
8.- El reconocimiento de la autoridad de todas las personas bautizadas y consagradas en todos los niveles de la Iglesia para tomar decisiones”.
Y finalizaba con estas palabras: “El ZdK está dispuesto a participar en el proceso de reforma necesario. Pero es inútil ofrecer al pueblo de Dios una terapia calmante y relajante. ¡Lo que necesitamos ahora es una acción conjunta y valiente, además de presidida por la consecución de objetivos!”
3.- La reconsideración de los Obispos Alemanes del 11-14 marzo (Lingen, marzo 2019)
El Informe MHG fue retomado seis meses después, en la Asamblea Plenaria del 11-14 de marzo (Lingen, 2019), contando, en esta ocasión, con la colaboración de diferentes especialistas. Fue entonces cuando los obispos alemanes asumieron que acontecimientos traumáticos exigían métodos especiales; que la Iglesia alemana necesitaba, con urgencia, un cambio radical, una reforma a fondo y que la fe podía crecer y profundizarse solo si se liberaba de todo aquello que la bloqueaba y se lo impedía. Tales inquietudes solo podían ser afrontadas con un debate libre y abierto, adoptando nuevas decisiones y transitando nuevos caminos.
Ésta fue la reflexión que les condujo a impulsar, en primer lugar, las investigaciones más localizadas que permitieran conocer mejor el número de víctimas y las responsabilidades pendientes (es lo que se llamarán las “reevaluaciones diocesanas”). También había que poner los medios necesarios, en segundo lugar, para reconocer, acompañar, reparar e indemnizar a las víctimas de abusos sexuales. Y, finalmente, había que poner en marcha un “Camino Sinodal (“Synodaler Weg”) vinculante”, contando, para ello, con la implicación, desde el inicio, de laicos y laicas, representantes del Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK).
Se trataba de una propuesta presentada por Thomas Sternberg, su presidente, quien habia aceptado participar en esta Asamblea de la Conferencia Episcopal Alemana, bajo la condición expresa de que el “Camino Sinodal” fuera “vinculante”. Así lo comunicó el cardenal R. Marx en la rueda de prensa: “Hemos decidido, por unanimidad, seguir un camino sinodal vinculante como Iglesia en Alemania, que permita un debate estructurado y que se lleve a cabo dentro de un tiempo acordado, en colaboración con el Comité Central de Católicos alemanes. Crearemos formatos de debate abiertos y pondremos en marcha procedimientos que permitan la cooperación responsable de mujeres y hombres en nuestras diócesis. Queremos ser una Iglesia que escucha”.
4.- La reacción de Francisco: “Carta al pueblo de Dios que peregrina en Alemania” (29 de junio, 2019)
El clima de preocupación que empezaba a emerger en algunos ámbitos experimentó un punto álgido con la carta del Papa “al pueblo de Dios que peregrina en Alemania”, el 29 de junio del mismo año. Quien la lea podrá apreciar un doble mensaje.
Según el primero, el obispo de Roma reconoce, de manera explícita, las dificultades por las que atraviesa la Iglesia alemana y la tentación de pensar que los problemas pueden resolverse mediante un cambio o mejora de la organización. Esta ilusión solo puede ser afrontada con “conversión pastoral” y sinodalidad. La singularidad de esta doble referencia consiste en que Francisco las vincula al llamado “sensus Ecclesiae” y a la evangelización, “elementos determinantes de nuestro ADN eclesial”.
“Lo que necesitamos -había apuntado un poco antes- es mucho más que un cambio estructural, organizativo o funcional”. Y este “mucho más” se llama “conversión pastoral”, es decir, atender a las “exigencias que nacen de nuestro ser creyentes y de la propia dinámica evangelizadora de la Iglesia”.
Y otro tanto dice sobre la sinodalidad cuando apela a “ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos”: “se trabaja en lo pequeño, en lo cercano, pero con una perspectiva más amplia”, sabiendo que “la Iglesia Universal vive en y de las Iglesias particulares, así como las Iglesias particulares viven y florecen en y de la Iglesia Universal”. “De ahí la necesidad de mantener siempre viva y efectiva la comunión con todo el cuerpo de la Iglesia, que nos ayuda a superar la ansiedad que nos encierra en nosotros mismos y en nuestras particularidades (…). Esto no es sinónimo de no caminar, no avanzar, no cambiar e inclusive no debatir y no discrepar, sino es simplemente la consecuencia de sabernos constitutivamente parte de un cuerpo más grande que nos pide, espera y necesita y que también nosotros reclamamos, esperamos y necesitamos. Es el gusto de sentirnos parte del santo y paciente Pueblo fiel de Dios” En definitiva, “el “Sensus Ecclesiae” nos libera de particularismos y tendencias ideológicas”.
Según el segundo mensaje, implícito en esta ocasión, el Camino Sinodal es una forma de cambio, aunque todavía no esté suficientemente clarificado qué pueda significar en concreto y cómo se desarrollará; algo que, con seguridad, todavía se está considerando, aunque, apunta, se trata de “caminar juntos y con toda la Iglesia” bajo el Espíritu, es decir, “desde abajo hacia arriba” (cuidando el buen funcionamiento de la Diócesis) y “desde arriba hacia abajo”, viviendo “de manera específica y singular la dimensión Colegial del ministerio episcopal y del ser eclesial”. Con estas palabras, el Papa apoyaba, de manera discreta, a la Conferencia Episcopal de Alemania, consciente de las declaraciones y posicionamientos del ZdK, es decir, del objetivo declarado de abrir un proceso sinodal que, contando con una mayoría de laicos y laicas, tomara decisiones que fueran “vinculantes”.
Como se puede apreciar, es una Carta en la que, a la vez, que se alientan las reformas, se tiene un particular cuidado en señalar algunos de los peligros, exhortando a preservar la unidad de la Iglesia universal. No es de extrañar que tanto los opositores como los partidarios se sintieran alentados por ella.
Lo prueba el hecho de que el cardenal R. Marx y el profesor Thomas Sternberg, presidente del ZdK, se reafirmaran en “el camino decidido” y anunciaran que su “forma exacta” se decidiría conjuntamente en septiembre y noviembre, “durante las respectivas asambleas plenarias de la Conferencia Episcopal de Alemania y del ZdK”.
Por su parte, el cardenal R. Marx señaló -ante la muy alta posibilidad de que las decisiones finales fueran “vinculantes”- que lo importante era llegar a “un consenso general, no a la unanimidad”. Por tanto, no se decía nada sobre que los obispos tuvieran que implementar obligatoriamente en sus respectivas diócesis los acuerdos que fueran aprobados. Estaba claro que se prefería más un compromiso moral que una obligación en el sentido canónico.
5.- Una decisión conjunta de obispos y laicos (5 de julio, 2019)
En su Asamblea Plenaria del 10 al 11 de mayo de 2019, el Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK) había tratado la propuesta episcopal de un “Camino Sinodal vinculante” (Lingen, marzo 2019), aceptándola con una clara mayoría, y manifestando su disponibilidad para involucrarse, desde el principio, tanto en la gestación y preparación como en el desarrollo y financiación de dicho “Camino Sinodal vinculante”.
El resultado de tal acuerdo fue la celebración de una Conferencia Conjunta Ampliada (5 de julio de 2019) en la que participaron alrededor de 50 delegados, miembros de la Conferencia Episcopal Alemana y representantes/miembros del Comité Central de los Católicos Alemanes. En ella se trataron varias cuestiones relacionadas con el Camino Sinodal vinculante: los posibles estatutos y la constitución de un cuarto foro dedicado al “lugar de las mujeres en la Iglesia” que añadir a los ya acordados sobre “el poder, la participación y la separación de poderes”; “la moral sexual” y “la vida sacerdotal”.
La decisión se había tomado. Y se había hecho de manera conjunta, laicos y obispos.
6.- La reacción de la Curia vaticana
El 4 de septiembre de 2019 la Iglesia alemana recibe otra carta: en esta ocasión, del cardenal Marc Ouellet, presidente de la Congregación para los Obispos, acompañada de un Informe del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos.
En su misiva, el cardenal Marc Ouellet criticaba el proyecto, todavía no completamente perfilado, del nuevo estatuto del Camino sinodal; las funciones; los temas en discusión; el “quórum” de las votaciones y, sobre todo, la inconsistencia canónica de igualar a obispos y laicos en los procedimientos de toma de decisiones.
Por su parte, en el Informe del Pontificio Consejo se afirmaba que los temas que se iban a tratar no concernían “solo a la Iglesia en Alemania, sino a la Iglesia universal, y que estos temas -con algunas pocas excepciones- no podían ser objeto de resoluciones y decisiones de una Iglesia en particular”. Por tanto, no era de recibo que una iglesia local tomara decisiones “vinculantes” cuando, como era el caso, los asuntos abordados concernían a la Iglesia universal.
La carta de Marc Ouellet sirvió para que el cardenal de Colonia, Rainer Maria Woelki y el arzobispo de Ratisbona, Rudolf Voderholzer, presentaran un borrador alternativo al Estatuto que se había preparado, solicitando excluir de los debates la ordenación de las mujeres -por entender que era un asunto ya zanjado por el magisterio- y reservar exclusivamente a los obispos el poder de tomar decisiones. Conviene indicar que tal propuesta ya había sido rechazada en la reunión del Consejo Permanente en agosto de este mismo año por una abrumadora mayoría.
Pero también sirvió para que el cardenal R. Marx respondiera reprochando la forma de proceder de la Curia vaticana: los estatutos criticados, indicó en primer lugar, al ser un borrador ya superado, habían hecho obsoleta la Carta enviada. A continuación, señaló que el Camino Sinodal no era un Sínodo canónico sino un “proceso sui generis”, imposible de ser clasificado y valorado a partir de los criterios facilitados por el Derecho: no se trataba de un concilio particular. Y no lo era porque un sínodo tiene un formato claramente definido por el Derecho Canónico. Todo está regulado, desde la fijación de los temas hasta la composición de los participantes y sus competencias. Además, requiere la aprobación de la Santa Sede; algo que, a menudo, solo se concede después de un largo proceso. Esto ralentiza la celeridad requerida para abordar los problemas que hay que tratar. “En la situación actual, prosiguió, un enfoque sinodal ‘sui generis’ abre un debate centrado en los desafíos actuales. Permite el descubrimiento de un “horizonte más amplio” en el que emprender “acciones innovadoras”.
Y, respondiendo a la segunda de las cuestiones, manifestó su esperanza en que “los resultados de este esfuerzo en nuestro país sean, igualmente, útiles para la Iglesia universal y para otras conferencias episcopales”, indicando, seguidamente, que la participación del ZdK obedecía a una peculiaridad de la Iglesia alemana y a la necesidad de cambiar los “factores de influencia institucional” que habían permitido los abusos.
Este debate entre los obispos alemanes y la curia vaticana quedó finalmente zanjado -al menos, de momento- en un encuentro del cardenal R. Marx con el Papa Francisco en Roma, a principios de septiembre y con los respectivos departamentos curiales, quedando claro que la valoración emitida -tanto en la carta del Prefecto como en el Informe jurídico- se habían basado en un viejo borrador. En el nuevo, y definitivo, las resoluciones sinodales sólo podían darse por aprobadas cuando contaran, por un lado, con una mayoría de dos tercios de todos los miembros presentes, y, por otro, con la misma mayoría por parte de los obispos.
Estos dos informes, declaró el cardenal R. Marx al “Frankfurter Allgemeine Zeitung”, son sendos errores que la Curia vaticana podría haberse ahorrado de haber dialogado con nosotros, antes de ponerse a redactar y “enviar documentos”.
7.- La minoría episcopal
Pero, contrariamente a lo que habia informado el cardenal R. Marx en la rueda de prensa, al finalizar la Asamblea de Obispos Alemanes del 11-14 marzo (Lingen, 2019), no existía entre ellos la “unanimidad” a la que se había referido: ni sobre la idoneidad del “Camino Sinodal” ni sobre su carácter “vinculante”; algo que se supo no tardando mucho, cuando, en concreto, el cardenal Rainer Maria Woelki de Colonia y el obispo de Ratisbona explicaron el sentido de su abstención.
Correspondió marcar distancias sobre la idoneidad del Camino Sinodal, en primer lugar, a Konrad Zdarsa, obispo emérito de Augsburgo, declarando que tal decisión no tenía nada que ver con el espectacular aumento de abandonos que venía padeciendo la Iglesia alemana desde que se tuvo conocimiento de los abusos a menores. La renovación de la Iglesia, sostuvo, solo podía proceder de una conversión personal, centrada en Dios, de una vida fundada en una fe renovada y de la participación en los sacramentos.
Y, en segundo lugar, le correspondió llamar la atención al obispo de Ratisbona, Rudolf Voderholzer, sobre el peligro de que tal iniciativa provocara una división de la Iglesia: quien quiere inventar de nuevo la Iglesia, declaró, “se adentra en un camino de destrucción”. Una crítica compartida por el cardenal de Colonia, Rainer Maria Woelki y contestada por Heiner Koch, arzobispo de Berlín, quien lamentó, en nombre de la mayoría, que el “Camino Sinodal” fuera desacreditado antes de que se hubiera iniciado e, igualmente, por Peter Kohlgraf, obispo de Maguncia: lo que rompe a la Iglesia, declaró, no son los debates sino pretender impedirlos.
A pesar de estos encontronazos entre los obispos alemanes, el Camino Sinodal vinculante ya estaba en marcha, dando sus primeros pasos: en la Conferencia Conjunta Ampliada de obispos y laicos del 5 de julio de 2019 se había aprobado -como se ha indicado más arriba- el borrador del primer Estatuto y la puesta en marcha de un cuarto Foro dedicado al papel de la mujer en la Iglesia. Y, como también se ha señalado, el cardenal de Colonia y el obispo de Ratisbona habían presentado un texto alternativo a dicho borrador, rechazado por el Consejo Permanente de los obispos alemanes en agosto de 2019.
En la página web, abierta por mons. Rudolf Voderholzer, el 3 de septiembre de 2021, se puede consultar ésta y otra documentación de la minoría episcopal (https://www.synodal-contributions.com/es/), así como la crítica que será recurrente e, incluso, compartida -como se puede apreciar- por los departamentos de la Curia vaticana: “aunque participamos en el Camino sinodal, estamos cada vez más y más convencidos de que este camino, en las vías recorridas hasta ahora, no puede conducirnos a la meta propuesta. Creemos firmemente que un Camino sinodal solo es bueno y eficaz con la participación de la iglesia entera y desde dentro de ella. La iglesia entera no solo se refiere a la iglesia mundial, sino, además, a la iglesia del origen y la de los Santos que ya han llegado a la meta. Su fuente es el Dios hecho hombre, Jesucristo, que se encuentra presente encarnado en la eucaristía y, desde allí, construye la iglesia”.
8.- La Carta conjunta del cardenal R. Marx y del prof. Dr. Thomas Sternberg a los fieles alemanes (diciembre, 2019)
El 1 de diciembre de 2019, en una Carta conjunta del cardenal R. Marx y del Presidente del ZdK, indicaron que el obispo de Roma compartía con ellos “la preocupación por el futuro de la Iglesia en Alemania”; les animaba a buscar “una respuesta sincera a la situación actual”; llamaba a preservar la unidad de toda la Iglesia, a realizar un proceso sinodal que, caminado juntos, fuera “de abajo hacia arriba”, así como a “abrazar el primado de la evangelización” y a conjugar la dimensión espiritual del Camino Sinodal con los desafíos estructurales.
Estos son objetivos, prosiguieron, que nosotros queremos seguir “con muchos católicos, religiosos pertenecientes a diferentes órdenes, sacerdotes y, sobre todo, con jóvenes, en los dos próximos años”. Y queremos hacerlo con “sentido eclesial”, conscientes de prestar la debida atención tanto a la unidad de toda la Iglesia como a la situación local y, a la vez, procurando la participación de todo el Pueblo de Dios. Pero también atentos a la necesaria autocrítica ya que “el mensaje del Evangelio ha quedado oscurecido, incluso dañado de la manera más terrible”. Si no procediéramos de esa manera, estaríamos obstaculizando la proclamación de la fe.
Estas urgencias explican, concluyeron, que en los dos próximos años tratemos en cuatro Foros todo lo referido al “poder y la separación de poderes en la Iglesia”; “la sexualidad”; “la vida sacerdotal” y “el papel de la mujer”.
9.- El “Camino Sinodal vinculante” continúa
En la Asamblea Plenaria de otoño (Fulda, septiembre de 2019) la mayoría de los obispos se habían reafirmado en su voluntad de continuar en el proceso sinodal y la minoría siguió manteniendo firmemente sus reservas, sugiriendo, incluso, la posibilidad de no participar en el.
Fue muy importante que se acordara la celebración de las Sesiones Plenarias del 30 de enero al 1 de febrero de 2020; del 4 al 6 de febrero de 2021; del 30 de septiembre al 2 de octubre de 2021 y del 3 al 5 de febrero de 2022. En el ínterin, el trabajo se desarrollaría en los diferentes Foros sinodales. Como se puede apreciar, el Camino Sinodal quedó programado para dos años, aunque abierto a una posible ampliación, como así sucederá.
La primera asamblea se celebró, tal y como se habia acordado, del 30 de enero al 1 de febrero de 2020 en un antiguo monasterio que sirve como Centro de Convenciones protestantes, debido a las obras en la catedral de Frankfurt.
La siguiente asamblea, programada para el 3 de septiembre al 5 de septiembre de 2020, fue sustituida, debido a la pandemia del Coronavirus-19, por Conferencias Regionales celebradas en cinco diferentes sitios el 4 de septiembre del 2020. Por la misma razón, hubo de ser pospuesta de nuevo y sustituida parcialmente por una Asamblea online, celebrada del 4 al 6 de febrero de 2021. La Segunda Asamblea sinodal, finalmente, pudo realizarse del 31 de septiembre al 2 de octubre de 2021. Y la Tercera, del 3 al 5 de febrero de 2022, estando prevista la Cuarta para septiembre (del 8 al 10) del mismo año, así como una Quinta Asamblea sinodal adicional que -debido a la pandemia- tendrá lugar del 9 al 11 de marzo de 2023; una ampliación aprobada en la Segunda Asamblea del 30 de septiembre al 2 de octubre de 2021 en Frankfurt.
Una vez celebrada ésta, y, por tanto, ultimado el Camino Sinodal vinculante, será posible hablar, con fundamento de causa, de lo debatido y aprobado por los católicos alemanes. Y de sus consecuencias, que, seguro, van a dejar indiferentes a muy pocos católicos. Y, si no, al tiempo.
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