Suiza ha rechazado dos solicitudes de Alemania para reexportar munición de fabricación nacional a Ucrania. La decisión ha desencadenado un debate sobre la neutralidad del país alpino.
Fuente: DV
26/04/2022
La Secretaría de Estado para Asuntos Económicos (SECO) de Suiza, que tiene la última palabra en cuanto a la concesión y el visto bueno de las licencias de exportación de armas, confirmó que las autoridades alemanas habían gestionado la solicitud. Se supone que la munición en cuestión se iba a destinar a un vehículo de infantería de fabricación alemana.
"Las dos solicitudes de Alemania sobre si la munición recibida de Suiza puede ser entregada a Ucrania fueron respondidas negativamente en referencia a la neutralidad suiza y a los criterios de rechazo obligatorios de la ley suiza sobre material de guerra", dijo a DW por correo electrónico el portavoz de medios de la SECO, Michael Wüthrich.
Normas estrictas para la exportación de armas
Para la exportación de cualquier tipo de material bélico, Suiza suele exigir una declaración de no reexportación del país receptor, en la que se establece que el país en cuestión se abstiene de transferir el material bélico sin el consentimiento previo de Suiza. Esta es una práctica reconocida internacionalmente.
Las licencias de exportación no se conceden si el país receptor está implicado en un conflicto armado interno o internacional.
La neutralidad de Suiza es un pilar fundamental de su política exterior y de seguridad. Eso significa que el país alpino no puede involucrarse en una guerra entre otros dos países, y que no puede proporcionar apoyo militar directo o indirecto a ninguna de las partes del conflicto.
"Dado que sería munición fabricada en Suiza la que se reexportaría a Ucrania, desde una perspectiva legal, la decisión del gobierno está justificada", dijo a DW Jean-Marc Rickli, jefe de Riesgos Globales y Emergentes del Centro para Políticasde Seguridad de Ginebra (GCSP). Dada la neutralidad de Suiza, "acordar la exportación sería una violación del derecho internacional, así como del derecho nacional suizo".
La decisión no es compartida por Gerhard Pfister, presidente del partido El Centro, de centroderecha. Pfister escribió en Twitter que el Gobierno podría invocar el artículo 184.3 de la Constitución para sortear esa legislación si los intereses de un Estado son más importantes. En este caso, se referiría a ayudar a un Estado democrático europeo a defenderse.
Laurent Goetschel, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Basilea y director de swisspeace, un instituto de investigación sobre la paz, dice que la proximidad de la guerra hace que el estatus de neutralidad de Suiza sea más importante aún.
"Cuanto más cercana es la guerra, más relevante es la neutralidad desde su concepción histórica y de seguridad. La única excepción es cuando una de las partes beligerantes actúa en nombre del Consejo de Seguridad de la ONU. En ese caso, esa parte no se consideraría un bando de guerra en el sentido tradicional, sino que actuaría como policía mundial", explicó a DW.
El principio de neutralidad
El principio de neutralidad permanente de Suiza parece ir en contra de algunas de las exportaciones de armas que ha firmado en el pasado, sobre todo a Arabia Saudí, que participa en la guerra de Yemen contra los hutíes. Eso llevó al Gobierno suizo en 2015 a detener inicialmente sus exportaciones. En los años siguientes, sin embargo, hasta 2019, el gobierno adoptó un enfoque más flexible para permitir las exportaciones de armas.
A pesar de eso, Rickli dice que hay que hacer una importante distinción: "La neutralidad solo se aplica en caso de guerra interestatal. En el caso de Yemen, eso es diferente, porque el origen de la guerra es interno y el Gobierno yemení pidió a Arabia Saudí que acudiera a ayudarlos contra los hutíes, por lo que no está estrictamente enmarcado en la ley de neutralidad."
¿Llamando a las puertas de la OTAN?
La guerra en Ucrania ha desencadenado importantes cambios paradigmáticos, también en Alemania, que ha dado un giro a la anterior política exterior del país con el compromiso de reforzar el gasto en defensa a un 2% del Producto Interno Bruto y el desembolso de 100.000 millones de euros para el Bundeswehr, las fuerzas armadas alemanas.
En Suecia y Finlandia, ambos inmersos en el principio de neutralidad, el cambio sea tal vez aún más tangible. Impulsados por la opinión pública, los dos países nórdicos podrían ingresar en la OTAN en menos tiempo de lo que se piensa.
En Suiza, ese debate ha sido casi inexistente. Últimamente ha habido cierto movimiento por parte de políticos de partidos tanto de izquierdas como de derechas que reclaman una mayor cooperación con la OTAN. Sin embargo, hay pocos indicios de que Suiza tenga intención de unirse a la alianza.
(gg/cp)
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