Fuente: Alfa & Omega
24/10/2021
ENTREVISTA / La canadiense fue la tercera mujer en ganar el Nobel de Física, después de Marie Curie y Maria Goeppert-Mayer. Lo hizo en 2018 por su revolucionaria técnica láser para la cirugía ocular. En agosto el Papa la fichó como miembro ordinario de la Pontificia Academia de las Ciencias
La científica canadiense durante una conferencia en el Fortune Global.
Forum de Toronto, en Octubre 2018. Foto: Fortune / Stuart Isett
Usted es la tercera mujer galardonada con el Nobel de Física, después de Marie Curie en 1903 y Maria Goeppert-Mayer en 1963. ¿A qué se debe este oscurantismo de la figura femenina por parte del jurado que integra el Premio Nobel?
El proceso de selección se hace a partir de las nominaciones que llegan a la Real Academia de las Ciencias de Suecia. Unas 300 cada año. Antes de esa fase, el comité envía formularios confidenciales a una lista cerrada de personas. Se trata de un sistema que consta de dos pasos y, en ambos, las mujeres han sido pasadas por alto. Para corregir esta discriminación, en primer lugar, el comité debería reconsiderar los potenciales nominadores. Tradicionalmente se han dirigido más a los hombres, porque normalmente han sido hombres los profesores o investigadores quienes se han dedicado a la investigación de un área científica específica. Además, en la fase sucesiva, muy pocas nominaciones para los Nobel de Física y Química han recaído en mujeres científicas. La academia no puede premiar a alguien que no esté en las nominaciones. Hay que invertir en educación para vetar los prejuicios en el proceso de selección y hacer que el grupo seleccionador incluya a más mujeres. Esto ya está pasando, pero llevamos un retraso de un siglo.
¿Usted se ha sentido discriminada alguna vez por razones de sexo en su trabajo?
Absolutamente no.
¿Cómo cree que ha cambiado en los últimos años el papel de las mujeres en la ciencia?
En primer lugar, somos cada vez más. Yo no tuve ninguna profesora mujer cuando iba a la universidad. Y, en cambio, ahora, entre el 15 % y el 20 % del profesorado en los departamentos de Física son mujeres. Evidentemente, todavía no podemos hablar de paridad, pero estamos mucho más cerca de alcanzarla. Actualmente la gente es mucho más consciente de los peligros que comporta la discriminación por razones de género, y se está haciendo mucho para que el campo de la ciencia sea cada vez más inclusivo. Esto se está notando. Hay más modelos femeninos y más oportunidades para que las chicas puedan elegir una carrera científica. Por eso hay cada vez más alumnas en las materias científicas.
¿Cómo podemos incentivar que las mujeres se lancen a estudiar materias científicas?
Bueno, las estadísticas a este respecto en Norteamérica reflejan que, más allá de la física, el número de mujeres que estudian alguna materia científica ha superado al de los hombres. Por eso deberíamos cambiar la pregunta y cuestionarnos por qué los niños ya no estudian Biología o Medicina, por ejemplo. Creo que ahora hay muchos programas para incentivar a las chicas.
El término láser con deslizamiento de frecuencia (CPA), técnica por la que ganó el Nobel, puede sonar a chino a la mayoría de las personas que están leyendo esta entrevista. ¿Puede ayudarnos a entender su alcance?
Necesitábamos un láser con pulsos ópticos que funcionase como un martillo. Pero además de emanar una alta intensidad de energía, necesitábamos que lo hiciera en poco tiempo. El problema era que, si amplificábamos demasiado el láser en un cristal, llegaba un momento en el que el cristal amplificado acababa por destruirse. Nuestro principal descubrimiento fue que, para resolver ese problema, teníamos que abrir el haz en dirección longitudinal en lugar de transversal. En resumen: lo que hace nuestra tecnología es estirar el haz en el tiempo, no en el espacio. Contamos con toda la precisión y toda la energía del láser, pero evitamos la destrucción del cristal.
Estamos hablando de una revolucionaria técnica. La CPA es la base de los láseres de alta intensidad que se emplean hoy día en todo el mundo para las operaciones de cirugía ocular.
Me hace sentir muy feliz esta aplicación práctica. Pero lo que más orgullo me produjo fue ver por primera vez que un láser CPA estaba a la venta en una feria comercial. Me sorprendió que algo en lo que estaba trabajando pudiera convertirse en un producto comercial, cualquiera que fuese su aplicación.
El láser fue inventado en 1960, pero el gran desafío era conseguir aumentar su potencia sin destruirlo. Usted lo consiguió nada menos que en su primera publicación científica.
Siempre me he sentido muy afortunada por haber tenido la oportunidad de trabajar en un proyecto de tal envergadura al principio de mi carrera.
El Papa la nombró en agosto miembro ordinario de la Pontificia Academia de las Ciencias. ¿Qué significa este paso para usted?
Creo que es muy importante que la ciencia y la religión trabajen juntas, codo con codo. No encuentro ninguna razón para que sean incompatibles. De hecho, nunca están reñidas. Al revés, son complementarias. La ciencia ha mostrado ser una gran aliada para combatir la COVID-19 o para contrarrestar los efectos del cambio climático y apoyar la salud del medio ambiente. Los líderes religiosos tienen un papel fundamental en este contexto para compartir los avances científicos de forma correcta y así ayudar a la sociedad.
¿Cuál será su papel en esta prestigiosa academia científica?
Todavía no hemos empezado el trabajo en lo específico, pero, según tengo entendido, mi función será ayudar al Vaticano a comprender mejor los avances del mundo científico y relacionarlos con los principales problemas que afronta la sociedad.
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