Sinodoa eta Batzar Nagusia Sínodo y Asamblea Diocesana
Kanta
berri bat entzuten da gure Eliza Katolikoan, eta badirudi Bizkaira ere iritsi
dela, gure herriko eliza txikira. Erromatik dator eta sinodoa du izena. Eliza
eredu erantzunkidea, elkarrekin ibiltzen saiatzen dena. Sinodoa modan dago. Ez
dago aipatzen ez duen Gotzainik. Arrazoiz ala arrazoi barik.
Bizkaiko
Abadeen Foroa martxan jarri zenean, Elizbarrutiko Batzarra aipatzen zen
esplizituki, Espirituaren oparia eta Eliza estiloa. Batzarra ez zen sinodo
deitu, baina horrela bizi izan zen. Ez ziren gutxi izan Batzarra aipatzeagatik
entzun behar izan genituen txantxak. Gotzain batek ere esan zigun
"Bizkaiko Elizbarrutiko Batzarra iraungita" dagoela, eta zabal zabal
geratu zen, Gaztela bezain zabal.
Amerika
aurkitu dugula dirudien honetan, estilo sinodala berreskuratzen ari baita, une
egokia da Batzar hura gogoratzeko, eskertzeko, eguneratzeko, iraungita egon ala
ez, eta saiakera serio eta zintzoa izan zen, bere aktas eta guztiz, edozein
giza lan bezala, Vatikanoko II. Kontzilioa Bizkaiko gure elizan jasotzeko.
Jose Mari Kortazar
Un nuevo
aire recorre la Iglesia Católica y parece que ha llegado también a Bizkaia, a
nuestra pequeña Iglesia local. Viene de Roma y se llama sínodo. Un modelo de
Iglesia corresponsable y que intenta caminar junta. El sínodo está de moda. No
hay Obispo que no lo cite. A tiempo y a destiempo.
Cuando
inició su marcha el Foro de Curas de Bizkaia se citaba explícitamente a la
Asamblea Diocesana, regalo del Espíritu y estilo de Iglesia. Una asamblea que
no se llamó sínodo, pero que vivió de ese estilo. No fueron pocas las bromas
que tuvimos que escuchar por resucitar dicha Asamblea. Incluso hubo un Obispo que
nos comentó que la “Asamblea Diocesana de Bizkaia está caducada”, y se quedó
tan ancho como ancha es Castilla.
Ahora que parece que hemos
descubierto América, que se recupera el estilo sinodal, es un buen momento para
recordar, agradecer, actualizar aquella Asamblea, que caducada o no, fue un
intento serio y sincero, incompleto como cualquier obra humana, de recibir el
Concilio Vaticano II en nuestra Iglesia de Bizkaia.
La Asamblea del
Foro de Curas de Bizkaia ha reflexionado sobre la suma importancia de seguir
promoviendo un modelo de Iglesia corresponsable y sinodal (“caminar juntos”) en
el que se tenga presente el parecer de todo el pueblo de Dios.
1.-
Mirando al pasado más inmediato de nuestra diócesis, ha recordado que la Asamblea Diocesana
fue posible gracias a la implicación en la misma de más de 16.000 cristianos y
cristianas de nuestras comunidades y a la corresponsabilidad practicada por los
obispos de aquellos años. En aquella ocasión no sólo se aprobaron (previo
discernimiento episcopal) determinados objetivos con el fin de dinamizar la
vida eclesial o se experimentó un modo de ser iglesia sinodal y corresponsable,
sino que también se pusieron en funcionamiento (o en su caso se reforzaron) los
procedimientos consultivos que garantizaban un ejercicio suficiente de la corresponsabilidad
y sinodalidad eclesial traídas por el Vaticano II. En definitiva, se apostó por
un modelo de Iglesia pueblo de Dios frente al de sociedad perfecta y jerárquica
de épocas anteriores
2.- La Asamblea del Foro constata,
analizando el presente, que no se están aplicando, desde hace unos cuantos
años, los procedimientos de consulta que garantizan mínimamente semejante
corresponsabilidad y sinodalidad. Así se puede comprobar, por poner algunos
ejemplos, en la atípica consulta (a propuesta del obispo) para el nombramiento del
pro-rector como rector del seminario diocesano aparcando la vía, hasta entonces
habitual, de presentación de una terna por parte de los directamente concernidos
para elegir libremente a uno de ellos; en el ocultamiento de los resultados
finales de la segunda vuelta de las consultas para vicario general y vicarios
territoriales; en el cuestionamiento sistemático del valor deliberativo de los
diferentes consejos diocesanos mientras no estén en juego la unidad de la fe y
la comunión eclesial; en la ausencia de refrendo sobre la remodelación de la
curia; en la carencia del oportuno discernimiento sobre el modelo de presbítero
que se está promoviendo estos últimos años y sobre el que realmente necesita
nuestra Iglesia; en la anulación (que estatutariamente tenía el Consejo
Pastoral Diocesano) de la capacidad para intervenir y hacer oír su voz en el
nombramiento de nuestros obispos o en la colaboración interdiocesana con
Vitoria y San Sebastián, cada día más debilitada. De persistir en este modo de
proceder, se corre un alto riesgo de acabar citando el Concilio Vaticano II
para no aplicarlo y, sobre todo, de forzar la ya de por sí frágil comunión
eclesial.
3.- Mirando al
futuro más inmediato, la
Asamblea del Foro urge, tanto a nuestro obispo como a su
consejo episcopal, a respetar (y, en su caso, recuperar) los procedimientos
consultivos que garantizan una Iglesia cada día más sinodal y corresponsable.
Sabemos que no son la única solución a nuestros problemas, pero también sabemos
que favorecerían la cada día más deseable comunión eclesial. Precisamente, por
ello, son un ineludible punto de partida.
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