lunes, 13 de septiembre de 2021

Desinversión de iglesias: un caso

Fuente:   Settimana News

Por:    Antonio Cecconi

12 septiembre 2021

 


Soy párroco de lo que una vez fueron siete parroquias, ahora fusionadas en una unidad pastoral, con siete iglesias parroquiales y muchas otras iglesias y capillas (de diferente propiedad: eclesiástica, privada, estatal).

Una de las iglesias parroquiales, en la que se celebraba una misa festiva con una participación muchas veces de menos de diez personas, sufrió el derrumbe de una parte de la cubierta cuya restauración (además de toda la revisión de la cubierta) supone un gasto considerable, para lo que la diócesis pedirá acceder a los fondos del Conferencia Episcopal Italiana de la Declaración del IRPF que cubren el 70% de las obras a realizar. La parte restante aún está por encontrarse.

La comunidad de referencia de esta parroquia está compuesta por unas trescientas personas; la mitad de ellas son personas extranjeras o, en cualquier caso, en gran medida no relacionadas con la pertenencia a la comunidad. La iglesia se encuentra en una posición inalcanzable en coche, el aparcamiento más cercano es de setecientos metros de carretera cuesta arriba.

Si es posible completar el trabajo, cuando en la unidad pastoral solo hay un sacerdote (por ahora somos dos, párroco y vicepárroco), en la iglesia reabierta será posible celebrar la misa como máximo en Navidad, Pascua y en la fiesta patronal.

Confrontando con la experiencia belga, me hago una pregunta: ¿en cuántas parroquias o antiguas parroquias ocurren situaciones similares? ¿Tiene sentido soportar gastos y compromisos considerables, que absorben energías que hay que restar de otras atenciones pastorales, en la casi certeza de la inutilidad de muchos edificios sagrados debido a la previsible y progresiva disminución del número tanto de clérigos como de fieles?

Aunque son distantes y diferentes a las situaciones de los territorios a los que se refiere el texto, estoy convencido de que el Conferencia Episcopal Italiana debería estudiar seriamente el tema, llegando a expresar pautas que prevean y planifiquen qué hacer, verificando una serie de condiciones:

§ edificios de culto ubicados en centros habitados en proceso de despoblación

§ proximidad de otras iglesias abiertas al culto

§ bajo valor histórico/artístico

§ escasez de clero en la diócesis

§ insostenibilidad de las cargas de gestión por parte de las respectivas comunidades.

Si se suman las condiciones anteriores, tendrá que verificar seria, serena y racionalmente, la oportunidad o la necesidad de tomar la decisión de dejarla, teniendo como perspectiva el uso de la iglesia para que otras tareas  (sala de reuniones, biblioteca, centro social, espacio de recepción y similares, con el objetivo de respetar el destino original del edificio); o incluso, en casos extremos, la demolición del edifico, ofreciendo al territorio un espacio verde y/o un aparcamiento. Siempre por acuerdo con la autoridad local (generalmente el Municipio).

 

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