Augusto Zampini había sido designado por el Papa en abril del año pasado en el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano e Integral; lo reemplazará una monja italiana salesiana, la primera mujer que ocupa un cargo de este nivel en la Santa Sede, aunque de manera interina
Fuente: La Nación
Por Elisabetta Piqué
26/08/2021
ROMA.- En lo que significó un sacudón en el “ministerio social” del Vaticano, el sacerdote argentino Augusto Zampini, que en abril de 2020 había sido designado por el papa Francisco como secretario adjunto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano e Integral y puesto al frente de una inédita task-force para responder en forma urgente a la pandemia y post-pandemia del coronavirus, dejó su cargo.
La Sala de Prensa del Vaticano informó hoy que el Papa nombró “ad interim” en su reemplazo a la monja italiana salesiana Alessandra Smerilli, economista que ya trabajaba en este ministerio, que también sustituirá al sacerdote francés Bruno Marie Duffé, hasta ahora secretario del mismo ente. Los dos reemplazados volverán a sus diócesis, que en el caso de Zampini es la de San Isidro. Aunque “ad interim”, sor Smerilli pasará a ser la primera mujer que ocupa un cargo de este nivel en el Vaticano.
“El Santo Padre dispuso por la tanto que la dirección de la Comisión vaticana Covid-19 esté formada por su eminencia el cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio, por sor Alessandra Smerilli, secretaria ‘ad interim’ y por el reverendo Fabio Baggio, subsecretario de la Sección Migrantes y refugiados”, también indicó el Vaticano.
La salida de Zampini, de 52 años y que antes de descubrir su vocación sacerdotal se recibió de abogado en la UCA y trabajó como tal en bancos y multinacionales, causó mucho ruido. Había representado aire fresco en el Vaticano, donde se había destacado por su gran dinamismo y carisma que, según algunas fuentes, probablemente chocaron con un sistema aún lento y burocrático. El reemplazo de Zampini se dio después de que el Papa le ordenara al cardenal estadounidense Blase Cupich, arzobispo de Chicago, una investigación sobre el funcionamiento de un dicasterio relativamente nuevo, donde trabajan unas 70 personas, marcado por la existencia de cinco subsecretarios.
El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, fue creado por Francisco en agosto de 2016 y fue el resultado de la fusión de cuatro Consejos Pontificios: el Consejo Pontificio Justicia y Paz, el Consejo Pontificio «Cor unum», el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes y el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud.
Despedida
Ordenado sacerdote en la diócesis de San Isidro en 2004, después de formarse en teología moral en el Colegio Máximo, Zampini siguió estudiando en las mejores universidades del mundo: obtuvo un máster en Desarrollo Internacional en la Universidad de Bath, un doctorado en Teología en la Universidad Roehampton de Londres y otro post-doctorado en Cambridge. Experto en teología moral vinculada con la economía y la ética ambiental, enseñó en diversas universidades de la Argentina y el Reino Unido. Con experiencia en el campo del ébola, desde 2017 trabajó en el Dicasterio para el desarrollo Humano Integral junto al cardenal ghanés Peter Turkson y fue uno de los expertos durante el último sínodo sobre la Amazonia. Fue en ese momento que se volvió cercano a Francisco, con quien acordó dejar su cargo en el Vaticano y regresar a su país, como él mismo hizo saber a sus colaboradores, según pudo saber LA NACION.
“El libro de Eclesiastés señala que ‘hay un tiempo para todo... un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado’. Hoy, luego de un profundo discernimiento, y en acuerdo y comunión con mi obispo y con el papa Francisco, ha llegado el momento de dejar de abrazar mi misión en Roma, buscando echar raíces en otro lugar”, anunció Zampini hace unos días.
“Estoy infinitamente agradecido a Dios, al Santo Padre, al Cardenal Turkson, y a todos ustedes por haberme dado la oportunidad de servirles durante estos años. En particular, ha sido un verdadero honor haber participado en preparar el futuro ante un mundo enfermo, quebrado y herido por múltiples crisis. Juntos hemos construido algo creativo, ágil y profesional, con fundamento evangélico y pastoral. Ahora habrá que nutrir ese terreno fértil que el Papa nos pidió que fuésemos, ayudando a otros, desde abajo, a producir fruto, y fruto en abundancia”, siguió. “Gracias por vuestra hambre y sed de promover un desarrollo y una ecología integral, en donde los más pobres y la casa común tengan la preferencia que se merecen. Nunca los olvidaré, y siempre estarán en mis oraciones. Y como suele decir el Papa, por favor no se olviden de rezar por mí”, concluyó.
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