NOTA: En el equipo de mantenimiento del BLOG hemos llegado a entender que, en las circunstancias que nos envuelven (el CONFINAMIENTO POR «COVID-19») bien podríamos prestar el servicio de abrir el BLOG a iniciativas que puedan redundar en aliento para quienes se sientan en soledad, incomunicadas o necesitadas de expresarse.
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Fuente: Adista
Por Elletta Cucuza
21/12/2020
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"Es hora de actuar"
La "Llamada al Pueblo de Dios" de la Diócesis de Bolzano-Bressanone ha cumplido 25 años el pasado 17 de diciembre. La petición y el grupo promotor (“Por una Iglesia más humana”) fueron la "traducción en el Tirol del Sur" de "Wir sind Kirche" (Somos Iglesia), un movimiento para la renovación de la Iglesia Católica, muy activo hasta el presente y que, iniciando su camino en Austria, se ha extendido por toda Europa.
En la petición de 1995 se formularon cinco demandas:
1.- el establecimiento de una iglesia sinodal a través de la codecisión de los laicos y la participación en la elección de obispos;
2.- la plena igualdad de la mujer en todos los oficios y ordenaciones eclesiásticas;
3.- la abolición del celibato obligatorio para los sacerdotes;
4.- una revisión positiva de la sexualidad;
5.- proclamación de la fe como buena noticia.
En unas tres semanas recogió 18.284 firmas, es decir, el 5% de la población.
En estos días, cumplidos los veinticinco años, lo que era el Consejo de Gobierno de la iniciativa (Robert Hochgruber (ex presidente), Annegret Steck, Marta Mittermair y Karl Trojer), recuerdan, en un comunicado titulado "Es hora de actuar", que “la dirección diocesana en Bolzano no respondió a las solicitudes y numerosas propuestas de cambio, en su mayoría referidas a asuntos reservados a Roma, oponiéndose y rechazándolas. En 2008, el Grupo de la Iniciativa cesó en su labor, ya que no había señales de voluntad alguna, por parte de las autoridades, para aplicar lo solicitado”.
Pero la iniciativa, en cuanto tal, no fue un fracaso, porque "durante el Sínodo Diocesano de 2013-2015 las diferentes peticiones fueron discutidas y aprobadas, contando con más de 2/3 de los votos emitidos".
Es cierto, añaden, que "algunas de las cinco peticiones se han implementado, por fuerza mayor, en algunos sitios. Tal es el caso, por ejemplo, de la participación de los laicos en las parroquias". Como también lo es que no se ha avanzado en que el celibato sacerdotal sea opcional. “La escasez de sacerdotes, se enfatiza, es, sin duda alguna, demasiado grande". Nadie duda de que "las parroquias aceptarían con mucho gusto a sacerdotes con esposas e hijos".
Y si también es cierto, se reconoce, que "no es posible menospreciar la participación de las mujeres”, también lo es que, «no son reconocidas como iguales». En lo referente a la sexualidad, es indudable que el Papa Francisco parece haber abierto un poco la mano, “pero la enseñanza de la Iglesia no ha cambiado". Y, finalmente, si es cierto que "la proclamación de la fe suele ser positiva", no lo es menos "que, a menudo, se utilizan estereotipos y se hacen declaraciones que no tienen nada que ver con la realidad".
"La Iglesia se encuentra sumida en una gran crisis", observan. "Los jóvenes y las mujeres se están alejando cada vez más. Solo se requieren los servicios de la Iglesia para algunas celebraciones. En la actualidad en el Tirol del Sur ya no es posible realizar una pastoral integral, porque todo está demasiado centrado en los sacerdotes. La preservación del poder y de la institución (...) parece ser más importante que cuidar las almas de las personas. Al negarse a reformar, la Iglesia ya no es coherente con su misión.
Pero, continúan, "al mismo tiempo estamos convencidos de que la Iglesia como institución es importante y preciosa, ya que contiene grandes tesoros de espiritualidad y sabiduría; promueve la vida en comunidad y es de gran ayuda para afrontar la vida. A estos valores habría que añadir los deseos de muchos creyentes cuando esperan que puedan ser abordados en su seno problemas que igualmente nos urgen, tales como la solidaridad global y el cuidado de la creación".
Por lo tanto, concluyen los miembros del antiguo Consejo, "en las bodas de plata de la “llamada al pueblo de Dios” hay poco que celebrar y mucho que reflexionar y actuar. Nos atrevemos a decir que la situación de la Iglesia en nuestra diócesis sería mucho mejor si cuestiones tales como la codecisión de los laicos; la plena igualdad de derechos para las mujeres; los sacerdotes casados; el reconocimiento de diferentes formas de sexualidad y un lenguaje y una proclamación de la fe apropiadas al tiempo y a la vida que vivimos, se tomaran en serio y se aplicaran, aunque fuera poco a poco".
Sin embargo, no todo es pesimismo en las palabras de los signatarios: "Estamos convencidos de que la Iglesia católica seguirá desarrollándose. Sería una lástima que semejante desarrollo requiriera un colapso de las actuales estructuras. Es posible superar esta crisis». "Podemos atrevernos con un futuro que esté en consonancia con el Evangelio", es la última palabra dirigida a "todos los que están preocupados por la fe y la Iglesia".
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