31 OCTUBRE, 2020 / JOSANMONTULL
Los pinceles del alma: EL ARTISTA ANÓNIMO
Dirección: Klaus Härö (Finlandia 2018)
Duración:
94 minutos.
Guion:
Anna Heinämaa
Música
Matti Bye
Fotografía:
Tuomo Hutri
REPARTO:
Heikki Nousiainen, Amos Brotherus, Stefan Sauk, Pirjo Lonka.
El
director finés Klaus Härö es poco prolijo en su producción. Se ha caracterizado
por tratar historias personales, con muy pocos personajes y con una situación
dramática en la que las personas tienen que tomar opciones cruciales. En “La
clase de esgrima” un profesor de Educación Física tenía que elegir entre la
fidelidad a un grupo de niños y la cárcel o la huida y la libertad. En “Cartas
al padre Jacob” una mujer ex presidiaria tendrá que elegir entre el desprecio o
la ayuda a un sacerdote ciego.
Esta vez,
y siguiendo su línea habitual, nos presenta una película sencilla,
profundamente humana, que invita a mirar las oscuridades de uno mismo cuando la
relación con los otros aporta un poco de luz.
Olavi (Heikki Nousiainen), es un viejo marchante de arte que tiene una pequeña galería. Suele frecuentar las subastas de la ciudad en busca de alguna obra que le saque de su apurada situación económica. Un día encuentra un cuadro menospreciado por el que se fascina. Con su nieto de 15 años, al que hace mucho que no ve por profundas heridas familiares, emprende la búsqueda de la autoría de la obra. Finalmente descubren que el cuadro es un rostro de Cristo del gran pintor ruso Ilyá Repin. Abuelo y nieto emprenderán la busca de dinero para poder comprar la obra.
La
película es un precioso cuento moral. A medida en que Olavi -viejo, terco y
ególatra- vaya descubriendo el cuadro, tiene que descubrir su culpa en el
distanciamiento familiar y el dolor que ha provocado su lejanía de los seres
queridos. A la vez, va descubriendo la bondad que hay en la familia que él
menospreció vislumbra también su propia bondad, en la que tan apenas creía.
Hace tiempo que Olavi tiró la toalla de su vida y se ancló en el aislamiento.
La obsesión por el dinero ha provocado la ruptura familiar y provoca los
mercadeos infames en el mundo del arte.
Haro presenta un retrato de la fragilidad humana y de la posibilidad de redención que tiene toda persona cuando se enfrenta a sus propios demonios y es capaz de pedir perdón.
Todo el
film es de una abrumadora sencillez. La bellísima fotografía hace que cada
imagen se convierta en un lienzo en el que el color y la luz están
formidablemente tratados. Haro manifiesta una estupenda soltura para retratar
el alma humana.
En medio
de esa historia apasionante en la que se busca descubrir la autoría de un
cuadro misterioso, “El artista anónimo” es una bellísima película que nos
invita a mirar en nuestro interior para descubrir que en cada uno de nosotros
existe un verdadero artista capaz de pintar la propia vida con los más hermosos
colores que llevamos dentro.
Una
delicia.
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