Por J. ELZO (Sociólogo)
"Los
ataques estadounidenses contra mí son un honor", debió declarar el Papa
Francisco, en el avión que lo llevaba a Mozambique el pasado 4 de septiembre. Y
añadió con una sonrisa, según la agencia AFP, "esto es una bomba",
cuando el periodista de “La Croix”, Nicolas Senèze, le entregó el libro titulado,
en traducción al castellano, "Cómo Estados Unidos quiere cambiar
de papa" (Bayard, París, 2019, 276 p.)
La tesis central del libro puede resumirse así, en palabras del propio autor: "al darse cuenta de que no van a poder cambiar los mensajes del Papa (ni lograr que dimita), deciden cambiar ... de papa" (p. 208). Los que así deciden son los nuevos amos de la Iglesia de EE. UU, los laicos conservadores multimillonarios americanos, primera fuente financiera del Vaticano de siempre y, que ahora, arruinadas las diócesis americanas por los costes de los abusos sexuales del clero, estos laicos multimillonarios tienen más poder en esas diócesis que los propios obispos. Reprochan al papa Francisco, básicamente, su rechazo a la mera ética de la prosperidad y su condena al dios Dinero.
Primero
intentaron cambiar a Francisco con mil tretas, siendo la mayor, la del Informe
Viganò, que el autor etiqueta como “el putsch”. Viganò, que fue nuncio en EE. UU,
pidió, entre otras cosas, la dimisión de Francisco quien respondió a este
ataque, apelando a los periodistas (en el vuelo de vuelta de un viaje a Irlanda
cuando se divulgó el Informe Viganò) que valoraran el Informe según su propio criterio
de periodistas. No dijo más y no dimitió.
Fracasado
el putsch, los multimillonarios americanos, deciden Intervenir, mafiosamente,
en el desarrollo del nuevo cónclave. A tal fin, van a conformar, desde
septiembre de 2019 hasta 2020, un Dossier de cada uno de los cardenales
electores de un eventual próximo cónclave, indicando, entre otros
aspectos, su nivel de implicación en los abusos sexuales (la misma excusa que
utilizó Viganò para pedir la dimisión de Francisco, aunque a ellos lo que les
preocupa es la crítica de Francisco a la divinización del dinero). Así los
comportamientos de cada cardenal, según un baremo creado "ad hoc",
serían calificados como de "grave culpabilidad", "acusaciones
creíbles de culpabilidad"..."sin reproche".
Todo este montaje lleva la etiqueta de "Red Hat Report " (Informe Sombrero Rojo), en el que ya trabajan 40 investigadores (periodistas, observadores eméritos del Vaticano, antiguos agentes del FBI., etc.). Para el primer año ya dispondrían de más de un millón de dólares. Uno de sus objetivos consistiría en modificar los contenidos de los cardenales en Wikipedia, pues, a lo que parece, en anteriores conclaves los consultaron los cardenales para saber algo más unos de otros. El autor del libro, Nicolás Senèze, transcribe, de la carta enviada a los multimillonarios por el coordinador de "Red Hat Report", este significativo párrafo, referido al cardenal Parolin, para algunos un posible sucesor de Francisco: "la página Wikipedia del muy corrompido (sic) secretario de Estado del Vaticano, actualmente es muy clemente, no incluyendo relación alguna con un escándalo, pese al hecho de que ha sido asociado, en varias ocasiones (resic), con escándalos bancarios, y ha sido citado en la carta de Viganò". Y añade, "nosotros podemos cambiar esto" de tal suerte que el cardenal Parolin,"sea reconocido en el mundo entero como una vergüenza para la Iglesia". Poco importa, añade Senèze, que "Parolin nunca haya sido relacionado con escándalo financiero alguno; lo importante aquí será la acusación, por muy gratuita que sea" concluye. (Ver las páginas 252-258).
Todo este montaje lleva la etiqueta de "Red Hat Report " (Informe Sombrero Rojo), en el que ya trabajan 40 investigadores (periodistas, observadores eméritos del Vaticano, antiguos agentes del FBI., etc.). Para el primer año ya dispondrían de más de un millón de dólares. Uno de sus objetivos consistiría en modificar los contenidos de los cardenales en Wikipedia, pues, a lo que parece, en anteriores conclaves los consultaron los cardenales para saber algo más unos de otros. El autor del libro, Nicolás Senèze, transcribe, de la carta enviada a los multimillonarios por el coordinador de "Red Hat Report", este significativo párrafo, referido al cardenal Parolin, para algunos un posible sucesor de Francisco: "la página Wikipedia del muy corrompido (sic) secretario de Estado del Vaticano, actualmente es muy clemente, no incluyendo relación alguna con un escándalo, pese al hecho de que ha sido asociado, en varias ocasiones (resic), con escándalos bancarios, y ha sido citado en la carta de Viganò". Y añade, "nosotros podemos cambiar esto" de tal suerte que el cardenal Parolin,"sea reconocido en el mundo entero como una vergüenza para la Iglesia". Poco importa, añade Senèze, que "Parolin nunca haya sido relacionado con escándalo financiero alguno; lo importante aquí será la acusación, por muy gratuita que sea" concluye. (Ver las páginas 252-258).
Obviamente en la iglesia, hay personas y
colectivos que tratan de contrarrestar esta situación. Por ejemplo, el director
del portal de información religiosa más seguido en castellano, “Religión
Digital”, titula el domingo 6 de octubre de 2019, su crónica tras el
consistorio en el que se les impuso el birrete a los nuevos cardenales, de este
modo: “Bergoglio ata su sucesión con nuevos cardenales de
frontera”, al que añade este subtitular "A expensas de lo que decida el Espíritu Santo, la primavera
francisquista seguirá floreciendo tras la marcha o la eventual renuncia de su
hacedor”. Añade que “con los nuevos cardenales, Francisco asegura su sucesión, porque el pueblo
santo de Dios no aceptaría un ‘Papa a contrario’”. Además, la mayoría del colegio
cardenalicio es ya bergogliana. En números concretos: 67 de 120, aunque apela a continuación al Espíritu
Santo.
Y tiene razón en hacerlo, pues, al menos a mí, se me antoja que el Espíritu
Santo es del todo punto imprevisible a la hora de elegir un papa, pues la
historia nos ha mostrado que han sido escogidos papas en los que resulta
particularmente difícil ver, en su elección, su divina mano. Acérquense, por
ejemplo, a la figura del valenciano de los Borgia, el papa Alejandro VI,
simplemente mirando en Wikipedia. ¿En que estaría pensando el Espíritu Santo en
su elección en 1492? Quizá, mirando ya a América, se despistó.
Pues esta proporción de bergoglianos en el cónclave no asegura, en
absoluto, que el próximo papa vaya a ser un continuador de sus planteamientos.
En la elección de los papas que he conocido en mi vida ha habido de todo. Nada
hacía pensar que a un hierático Pio XII iba a suceder el bonachón Juan XXIII,
aunque era previsible que a él le sucediera Pablo VI. Pero tras Pablo VI sucede
lo más llamativo. Eligen a otro bonachón sonriente, Juan Pablo I, pero tras su
fallecimiento 33 días después, los mismos cardenales que le eligieron, un mes
después se decantan, tras varios días de discusión, por Juan Pablo II, cuyo
perfil en nada se parecía a su predecesor, Juan Pablo I. Insisto en este hecho:
los mismos cardenales, con un mes de diferencia eligen dos papas, antitéticos,
con tesis vitales bien diferentes. Yo no me atrevo a apelar al Espíritu Santo
para explicarlo, pero no puedo no constatar que un centenar de cardenales, la
inmensa mayoría de edad muy avanzada, y su vida ya hecha, deciden, en su alma y
conciencia, mediante voto secreto, hacer papa a dos figuras tan distintas. Esta
forma de elegir papa se aparece muy anacrónica y, claramente perfectible, cierto,
pero, dejados a ellos solos, encerrados sin móviles, unos ancianos, tienen una
libertad de elección tal, que todos los intentos de Red Hat Report, así como el
hecho de haber sido nombrado cardenal por el papa difunto o dimitido (como en
el caso de Benedicto XVI), pueden quedar en agua de borrajas.
La Iglesia, es divina, según la fe, y humana según la razón, lo que la mera observación avala. Esta razón y observación me llevan diciendo desde hace más de dos décadas que el ejercicio del poder de los papas (y el de los obispos), debiera tener un límite en el tiempo: ocho o diez años, sin reenganche posible. Pero, aunque hombre, yo no soy más que un simple laico.
Donostia San Sebastián 7 de octubre de 2019
(Para DEIA y el grupo Noticias)
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