La unidad de España
Porque estamos ante
previsibles, deseables o rechazables elecciones, según para quién.
O porque es la razón de
los fuertes, o de los impotentes.
O porque los de enfrente
no saben más que azuzar esa bicha, mientras generan otras que zampan los mismos
graneros.
Por lo que sea. Aunque,
con el denominador común de falta de información, formación y adultez humana.
Eso sí, POR LA
CONSTITUCIÓN.
Como si POR LA
CONSTITUCIÓN antes que cuestiones ideológicas no debieran salvarse las
cuestiones de comer, de vivir, de ser iguales, de tener vivienda, y educación…
Pero puestos a lo burro,
es decir, cualquier otra postura que no es el escuchar, para luego hablar, al
final todos de la misma madre, más cerca de incendiar bosques que de organizar
fiestas.
Somos diferentes. Aquello no es
igual o no vale para nosotros
Ni Irlanda ni Canadá.
Ni las víctimas ni la
historia de “antes de”.
Ni los procesos ni sus
resultados.
Nada vale para nosotros
más que lo que al fuerte de turno se le pone.
Pero bueno, voy a transcribir
un texto de Alfredo Vizcarra, obispo peruano, hablando no de España, claro (que
ya hay en España obispos suficientes para hablar o para estar mudos en
ocasiones), sino de Perú; pero un texto que ¿por qué no ha de valer para aquí?
baguazo
La barbaridad a la que llegamos, como peruanos, se debió a un
enfrentamiento entre dos posiciones respecto del desarrollo de nuestro país.
Enfrentamiento que, en vez de haberlo resuelto, nos hemos distraído en estos
procesos. Mientras tanto, seguimos con la misma toma de posición discutiendo
sobre, por ejemplo, cómo la Ley de Consulta Previa debe ser interpretada, de
modo que no haga engorroso el trámite para la inversión de empresas
extractivas, importante para el desarrollo del Perú. Es decir, lo que originó
el Baguazo.
En cierta medida, seguimos actuando de manera inconsciente e
irrespetuosa. Es que creemos que para resolver este problema basta con dejarlo
todo en las manos de la justicia para que sancione a quien azuzó a los
revoltosos, bloqueó la carretera, usurpó armas, disparó, etc. Dicho sea de
paso, ninguna de las acusaciones a los inculpados ha sido demostrada en el
juicio. Nos seguimos resistiendo a abordar en profundidad este conflicto desde
el punto de vista de los Derechos de los Pueblos Indígenas o pueblos originarios.
Esto nos pondría ante la evidencia de que el Perú es un
conglomerado de naciones que tienen su identidad propia, la cual les viene de
su establecimiento e interacción, a lo largo de la historia, en y con un
espacio geográfico vital determinado. Esto es muy complejo, pero supone
reconocer la riqueza extraordinaria de cada pueblo, cada región, que tendría
que ser vista como un aporte al desarrollo del conjunto del país.
Ver las cosas de esta manera hace que estemos dispuestos a
dialogar; y diálogo significa entablar relación desde el reconocimiento del
otro, como un “tú igual a mí”, y no desde una relación de subordinación del
otro que debe someterse.
Decir que tenemos que pensar en el desarrollo del país es
válido, pero no desde un sólo punto de vista (el de Lima). Si estamos en un
régimen democrático no podemos ahorrarnos el esfuerzo de reconocer que cada
región tiene sus potencialidades; que los pueblos que allí habitan, desde su
saber y conocimiento de la biodiversidad, tienen algo que aportar a las
perspectivas de desarrollo, sin que gravemos la Casa común.
Si este juicio es emblemático es porque aquí están en pugna, y
no en diálogo, estas dos posturas. En el fondo, quien está en el banquillo, es
el Perú respecto de nuestras maneras de mirarnos entre peruanos, porque estos
53 son inocentes (principio de presunción de inocencia). ¿Se hará
verdaderamente justicia?
¡Ah, perdón! Dices que esto no vale para aquí porque allí hay indígenas mientras que lo que
tenemos aquí son ¡pinos! Vale.
La disciplina de voto
La disciplina de voto es
como el reverso del axioma.
O sea, como queremos ejercer la democracia a lo
moderno, castremos la libertad de expresión. Porque claro, somos iguales, pero
yo el líder. No el líder elegido para convencer, sino el líder elegido para
ejercer. Por tanto, o dice lo que yo, o al hoyo.
¿Objeción de conciencia?
¡Cómo! ¡No! Castremos la parte más izquierdosa de la conciencia; que le quede
sólo la otra parte, que pueda ejercerla usted como Trump o como le venga en
gana.
Pero bueno, si el
funcionamiento va a ser ese, que al menos no nos hagan elegir cientos de mudos.
Confórmense con una docenita, que nos sale más barato.
Txelis
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