Introducción
Esta carta, redactada serena y gozosamente, está dirigida al
Obispo de Córdoba, y, de paso, a los muchos obispos españoles, sacerdotes,
religiosos, laicos, miembros de los nuevos movimientos: Legionarios, Opus Dei,
Comunión y Liberación, Heraldos del Evangelio, etc. y Hermanos y Hermanas del
Cordón Verde. Todos ellos preocupados por la marcha de la Iglesia en este trance
fatal motivado por los nuevos aires provenientes del Vaticano. La firma un
irónico compulsivo bastante harto y hastiado.
Bilbao, 20 de julio de 2015
Don Demetrio
Fernández.
Obispo de Córdoba
Muy apreciado y respetado Don
Demetrio:
Tal vez le resultará chocante una
carta desde Bilbao. Le explico: soy un presbítero mayor. Todos los domingos,
desde que la descubrí veo la
Santa Misa desde la 13 Tv. Para mí, ha sido un gran consuelo y un
inmenso gozo este descubrimiento. Esa Eucaristía es una roca firme en la que en
esta época confusa anclo mi fe. No son buenos tiempos para muchos de nosotros,
tras los fecundos años de San Juan Pablo II y Benedicto XVI. Aquellos eran
tiempos de firmeza teológica, y de profundidad pastoral con el desarrollo de
una gran fuerza evangelizadora. Hoy, los aires del Vaticano a muchos nos han
sumido en el desconcierto y en cierta amargura y desesperanza.
Cómo veo hoy la situación de la fe.
Mal, Don Demetrio, al menos en
este País Vasco. La siembra de cizaña, no digo que con maldad, durante varias
décadas por parte de los Setién, Uriarte, Pagola, y ciertos pseudoteólogos han
convertido esta tierra en un erial religioso. Por cierto, Sr. Obispo, qué razón
tuvo Ud. con el libro de Pagola. Varios íntimos amigos míos, tras su lectura,
han convertido a Jesús en un libertador al estilo latinoamericano. Aquel País
Vasco, verdadera sementera de vocaciones cristianas, religiosas y sacerdotales
ha muerto para el Evangelio. A los Obispos, Don Mario Iceta y Don José Ignacio
Munilla, trabajadores como los que más, les es harto difícil contrarrestar el
daño del último Concilio y, en el caso de Bilbao, de aquella Asamblea Diocesana
de los años ochenta de infausta memoria. Al actual Cardenal Blázquez se le
despreció y bloqueó en Bilbao.
Don Demetrio, hoy los niños y los
jóvenes, excepto los que estudian en los Colegios del Opus Dei, apenas saben
las oraciones. Ni el Credo, ni el Padrenuestro, ni la Salve forman parte de su
mínimo bagaje espiritual y oracional. Aquellas oraciones de niños, el “Jesusito
de mi vida eres niño como yo…”, “Cuatro esquinitas tiene mi cama…” no forman
parte de esas preciadas oraciones de la infancia que nos debían enraizar en el
niño Dios. No son cosas pueriles. Son fundamentales. No se bautiza, y si se
hace, se celebra por su repercusión familiar y social. Aquí la gente no se
confiesa. Se celebran esas inanes, vacuas, ¿heréticas? celebraciones
comunitarias de la penitencia, que constituyen un auténtico abuso del
sacramento. No se da lugar al arrepentimiento y la sana humillación ante Dios.
El clero está a su suerte. Los mayores,
desesperanzados y sin ilusión. Han sido muchos años inmersos en la frivolidad
del nacionalismo. Yo pongo mi esperanza en los más jóvenes que vienen
ordenándose en los últimos años. Don Mario les atiende con solicitud y son
sanos en sus lecturas teológicas. Visten al estilo sacerdotal, no como
camioneros.
La
Iglesia y la
política
Ahí encuentro una gran dificultad
y un futuro incierto, terriblemente incierto para la Iglesia. Ahora,
creo yo, estamos pagando la gran frivolidad del Cardenal Enrique y Tarancón y
los suyos que tanto hizo sufrir a Juan Pablo II. El consentir no contar con
Dios en la Constitución
pero, sobre todo, el no promocionar y patrocinar un partido demócrata
cristiano, al estilo de Italia, nos ha traído a una difícil situación. Sr. Obispo,
me dan pavor las próximas elecciones generales de finales de año. Tenemos ahora
una izquierda radical, de origen marxista, llena de odio y espíritu de
revancha. Un partido socialista con solo ganas de poder e inclinado a ese
radicalismo. Unos nacionalistas que no aman a España, y que no se dan cuenta
del gran valor ético y humano que supone la unidad de la Patria. No quiero decir
que estemos en los mismos tiempos que en 1931 y 1936, pero sí en algo análogo.
Los partidos de la derecha, los únicos que nos pueden salvar, no están en sus
mejores momentos.
¿Se denunciarán los acuerdos
Iglesia-Estado de 1979? ¿Se desinmatricularán tantos y tantos bienes inmuebles
de la Iglesia?
¿Qué serán del aborto, del, para mí, repugnante “matrimonio” entre homosexuales,
de la enseñanza de la Iglesia,
la clase de religión…?
Qué hacer
Don Demetrio, yo tengo esperanza
y creo en el Espíritu. Pero, Éste necesita de nosotros. Nos tenemos que unir
férreamente y orar mucho, encomendarnos a María, nuestra Madre y Reina de la Iglesia. Pero,
tenemos que ser prácticos en nuestros hechos.
Por de pronto, nuestros medios de
comunicación, la COPE
y la 13 Tv, son
buenos, pero no llegan. Necesitamos fortalecerlos y afianzarlos. Ha sido un
gran fichaje el de Carlos Herrera para la COPE. Urgen, sin
embargo, nuevas firmas, de categoría. Echo de menos la firmeza y claridad de un
Federico Jiménez Losantos, de César Vidal, de Eduardo Inda, Curry Valenzuela…
Más presencia de Cristina López. La izquierda tiene fuertes bazas mediáticas e,
incluso, Lara ha trasvasado su Sexta de TV a la izquierda del panorama
político. Programas como el Intermedio, del Gran Woayoming son disolventes y
profundamente anticlericales. Hay que apoyar más La Razón y el ABC.
Ustedes, los Obispos con ideas
claras, tienen que diseñar una nítida y meridiana estrategia. Ahí están los
cardenales Rouco, ¡cómo echo de menos su clarividencia y su sabiduría!,
Herranz, Blázquez, Cañizares y buenos y piadosos obispos como Reig Pla,
Munilla, Rodríguez, el Arzobispo de Toledo, nuestro Don Mario, obviamente,
Usted, sin olvidar a Martínez Camino, sinónimo éste de seriedad y firmeza
teológicas, y tantos otros, grandes obispos-teólogos y hombres de Dios, como
Javier Martínez.
Necesitamos urgentemente hombres
y mujeres de los nuevos movimientos. Conozco mucho al Opus Dei. Ya, ya sé que,
para algunas personas, son hombres y mujeres controvertidos, pero también Jesús
lo fue, le calumniaron y difamaron, ¿Y qué? ¡Qué fe tan recia traslucen! ¡Qué
fidelidad a Juan Pablo II y a Benedicto XVI! Estoy convencido, tienen madera de
santos. Son un modelo de delicadeza en el respeto a la intimidad de las
conciencias y la dirección espiritual. Inmersos en la hondura de la pobreza
institucional. Respetuosos con la elección de los confesores, abiertos a la
libertad de las hijas y los hijos de Dios en sus conversaciones y lecturas. Son
verdaderos militantes del Reino. Celosos con las obligaciones fiscales. Y,
ahora que los jesuitas han desertado de su misión, ellos están llamados a ser
la base fundamental de la recuperación eclesial. Los miembros del Opus Dei han
logrado confeccionar una preciosa tela de araña que hace fluir por todos los
estratos profesionales, políticos y eclesiales la savia del Evangelio. Hay que
ayudarles y empujarles. En la
Iglesia hay que confiar mucho en ellos. Son una reserva
espiritual. Hacen una gran labor de atracción entre los adolescentes y
escolares. Les tratan con esmerada delicadeza, cariño y dedicación,
invitándoles con suavidad, dulzura y respeto a formar parte de sus filas, sin
presionarles psicológicamente, respetando su libertad, sin ningún tipo de
presión. No faltaba más. Y, por fin, están comprometidos, profundamente
comprometidos, en el mundo de los pobres, de sus intereses y de sus angustias.
Son compasivos con ellos, con una gran hipersensibilidad para con todos los excluidos.
Señor Obispo, no le canso. Tome
estas líneas como un desahogo y una liberación moral de un sacerdote tan
cansado como angustiado.
Le besa su anillo episcopal y le
encomienda ante el Santísimo
Fmado. Ignacio Villota Elejalde
Respuesta del Obispo de Córdoba, a los 4 días, a la carta
EL OBISPO DE CÓRDOBA 24.07.2015
Gracias, Don Ignacio, por sus palabras de ánimo y es bueno
desahogarse. Sirve para comunicar una inquietud y una esperanza.
Que le siga doliendo la Iglesia. Señal de
que la ama. Y rece por el Papa y los Obispos para que no echemos a perder la (no
se entiende) de Cristo, sino que la prolonguemos.
Mi afecto y bendición. Demetrio, Obispo de Córdoba
Animo a que la gente elija como mínimo, aquí abajo, la Opción Nombre/URL, ponga su nombre, y le dé a continuar, terminando por clickear en Publicar
ResponderEliminarTengo el convencimiento de que esta entrada la han leído bastantes docenas de personas. Lo digo a juzgar por los pocos datos que tengo. Y bien, me sorprende que nadie haya aportado ninguna opinión de avance, en ninguna dirección.
ResponderEliminarRELIGION DIGITAL ha recogido el texto del Blog del Foro
ResponderEliminarpor lo que leo a Luis, a José y a txelis les preocupa kla pocxa correspondencia en este blogg. A lo mejor es porque en verano la ausencia de gobierrno en la diócesis nos deja un poco desorientados y faltos de liderazgo.. De todas maneras espero algún comentario de cualquiera de los trews sobre kla carta de D. Ignacio para poder reflexionar sobre ello.. Javier
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