La
Asamblea del Foro de Curas de Bizkaia ante la remodelación de
la Curia y los
nombramientos de sus responsables
2.- No recordamos este acontecimiento con nostalgia, como algunos quieren hacer ver, sino como reconocimiento de una experiencia, compartida e inolvidable, de sinodalidad y corresponsabilidad eclesial que marcó la forma de actuar en todas y cada una de las instancias diocesanas durante los años sucesivos.
3.- Sin embargo, sí es cierto que recordamos con nostalgia las ocasiones en las que nuestros obispos se acercaban a los consejos parroquiales, con el ánimo de posibilitar su participación o para informar y dialogar sobre el nombramiento de un nuevo presbítero para esa comunidad cristiana.
4.- Este proceder, lo sabemos muy bien, se ha ido diluyendo, y lo que aquellos años era una forma habitual de funcionar se ha convertido en algo excepcional o extraño, cuando no, imposible en los últimos años.
5.- Un claro exponente de esta pérdida es la manera como se ha procedido a la remodelación de la curia diocesana en el ámbito de lo pastoral y al nombramiento de sus responsables, sin que esto desdiga para nada la valía y capacidad personal de los designados.
6.- Algo tan importante como lo que se ha llevado adelante no se puede ventilar con una breve información, tal y como se ha hecho, y sin dar posibilidad alguna de debate, enmienda y votación tanto en el Consejo Pastoral Diocesano como en el Consejo del Presbiterio.
7.- Semejante modo de proceder no se ajusta, de ninguna manera, a la sinodalidad y corresponsabilidad por la que esta iglesia ha apostado tan decididamente.
8.- Por ello, desde el ejercicio de la corrección fraterna, llamamos a nuestro obispo y a su consejo episcopal para que rectifiquen en estos dos puntos:
8.1.- La remodelación de la curia tiene que ser discutida, enmendada (si así se estimara pertinente) y votada, al menos, por el Consejo Pastoral Diocesano y el Consejo del Presbiterio, previo conocimiento de toda la diócesis.
8.2.- Habida cuenta de que se trata de una reforma pastoral sobre dos de los pilares o dimensiones fundamentales de la comunidad cristiana y del ministerio pastoral (“caridad y justicia” y “evangelización y catequesis”), creemos que el nombramiento de sus responsables (en el caso de que fueran realmente necesarios) es tan importante, o más, que el de los vicarios episcopales. Por eso, lo propiamente eclesial es que sean elegidos por el obispo a propuesta de los diferentes consejos pastorales existentes en nuestra diócesis (incluidos los territoriales) o, en su defecto y como mínimo, a propuesta de una terna conjunta del Consejo Pastoral Diocesano y del Consejo del Presbiterio.
9.- La desatención de estas demandas o su traslado a un tiempo indefinido se realizaría al precio de vaciar gravemente de contenido el Consejo Pastoral Diocesano y el Consejo del Presbiterio, además de deslegitimar radicalmente la reforma y los nombramientos (en el caso de que fueran realmente necesarios).
10.- A fin de evitar males mayores, creemos que el obispo y su consejo episcopal han de abrir un nuevo periodo en el que sea posible subsanar este gravísimo déficit de sinodalidad y corresponsabilidad eclesial.
Bizkaia 29 de septiembre de 2013
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