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A los cuatro meses de haberse iniciado el pontificado
del papa Francisco, el cardenal alemán Walter Kasper desea que el nuevo
pontífice propicie un cambio de “mentalidad” en la curia romana
y que restablezca la “comunicación”.
En una entrevista publicada el 16 julio de 2013 en
el diario italiano “Il Foglio”, el ex presidente del Consejo Pontificio
para la Promoción de la Unidad de los Cristianos no esconde su admiración
por el papa Francisco quien, según su parecer, acabará decepcionando
tanto a los progresistas como a los conservadores.
Mientras la curia romana es un hervidero de rumores
esperando el nombramiento -probablemente de aquí al mes de octubre-
de un nuevo Secretario de Estado, el cardenal Kasper asegura que lo
que importa no es tanto el nombre del más cercano colaborador del papa,
sino, sobre todo, el cambio de “mentalidad” que tiene que producirse
en el interior de la curia romana. La curia está obligada, manifiesta,
a abandonar el “poder” y la “burocracia” en favor del “servicio
a la Iglesia universal y, por supuesto, a las Iglesias locales”
“Hay algo que no funciona en
la curia”
El cardenal Kasper se manifiesta partidario de un
“cambio a nivel institucional” porque “hay algo que no funciona
en la curia”. “El título de Secretario de Estado ya no tiene sentido”,
explica antes de proponer la creación de “un moderador”, habida
cuenta de la falta, hasta el presente, de “comunicación”.
El antiguo jefe de dicasterio entiende que los responsables
de la curia “deben encontrarse a menudo. Por lo menos, una vez al
mes. Y deben tener acceso directo al papa, sin pasar por la Secretaría
de Estado que, últimamente, ha funcionado como un órgano intermediario
en el gobierno de la iglesia”. Además, el cardenal Kasper cree que
la reforma de la curia no se va a hacer sin “dificultades” ni “resistencias”.
Sin embargo, asegura, es necesario un cambio “en la mentalidad y en
las estructuras”.
“Dar más protagonismo a las
mujeres”
El cardenal Kasper desearía que “en la curia hubiera
más sitio para las mujeres”. Son muchos los dicasterios que no tienen
que ser dirigidos por ministros ordenados, indica, antes de manifestar
su deseo de que el papa Francisco facilite también “la transparencia”.
Ésta última debe exigirse “a las instituciones vaticanas que administran
el dinero y los bienes inmuebles”, apunta seguidamente, y no sólo
al Instituto para las Obras de la Religión (IOR).
En esta larga entrevista, el cardenal Walter Kasper
analiza también el perfil del nuevo papa y asegura, entre otros puntos,
que “serán muchos los decepcionados por Francisco”. Los conservadores
lo están ya, explica, porque no tiene la talla intelectual de Benedicto
y porque, además, ha abolido la corte pontificia, algo –lo sé por
propia experiencia- que era un anacronismo barroco”.
“Pero también los progresistas quedarán igualmente
decepcionados”, asegura, antes de añadir: “si es cierto que ha
cambiado las maneras de ser papa, no es menos cierto que no cambiará
los contenidos”. Y prosigue: “entre él y Benedicto se da una continuidad
en materia doctrinal: no cambiará el celibato de los sacerdotes y no
habrá apertura en materia de ordenación de las mujeres y en todas
esas cosas de las que hablan los progresistas”.
“Algunos le acusan de ser un
showman, pero creo que el suyo es un testimonio auténtico”
En otro momento, el cardenal Kasper se refiere a
los fieles “entusiastas”, asegurando que el papa Francisco es “un
verdadero pastor que tiene un gran encanto y una grandísima cercanía
con la gente, además de un lenguaje directo y comprensivo”. “Algunos
le acusan de ser un showman pero, creo que el suyo es un testimonio
auténtico: vive lo que dice”, asegura seguidamente, antes de precisar
que si es cierto que también Benedicto XVI era “una persona sencilla”,
sin embargo, es incuestionable que estaba un poco “adaptado a ciertas
formas que Francisco rechaza”.
Después de su primer Ángelus, el 17 marzo, el papa
Francisco manifiesto a la muchedumbre reunida en San Pedro que acababa
de leer una obra del cardenal Kasper, calificándolo de “buen teólogo”.
“No piensen que me dedico a hacer publicidad de los libros de mis
cardenales”, dijo el nuevo papa esbozando una sonrisa.
El cardenal alemán, ahora enfermo, celebró sus
80 años el pasado 5 marzo, pocos días después de quedar vacante la
sede apostólica, y participó en el cónclave que eligió al papa Francisco.
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