De forma pública o ocultando su identidad, ultracatólicos vienen impulsando actividades con el respaldo de Mario Iceta. Es una de las señas de su episcopado mientras crece el malestar en la Iglesia vizcaina, donde se censura que no se «mime» a los movimientos diocesanos.
Agustín GOIKOETXEA | BILBO
El sábado hubo Consejo Diocesano y hoy le toca el turno al Presbiterial, y en ambos saldrá a relucir el creciente malestar entre buena parte de la diócesis por el amparo que el obispo otorga a los movimientos neoconservadores, argumentando la «pluralidad» de la Iglesia. No rechazan que esas organizaciones tengan su espacio pero echan en falta que Mario Iceta no «mime» más a las parroquias y a colectivos muy asentados entre los católicos vizcainos, en vez de «importar» expresiones de corte fundamentalistas.
«En vez de cuidar el jardín -en referencia a la comunidad diocesana vizcaina-, Iceta y su equipo optan por plantar una planta ajena a la realidad local, lo que con el tiempo supondrá que el jardín estará invadido por esa `especie invasora'». Con esa reflexión, alertan del efecto del desembarco neoconservador, que dicen que amenaza con alejar a los fieles de la Iglesia y debilitar a su rico asociacionismo, muy entroncado en los pueblos.
Son diversos los ejemplos que se exponen, aunque las distintas fuentes consultadas coinciden en que hay diferencias entre las expresiones ultras alejadas de la realidad local. Están, por ejemplo, las jornadas que en el Palacio Euskalduna organiza la Asociación Católica de Propagandistas, que no ocultan sus apoyos en la caverna mediática española y movimientos neos como Comunión y Liberación. Para inaugurarlas contaron con la presencia del primer ministro húngaro, el derechista Viktor Orbán, y el próximo sábado y domingo continuarán con conferencias, mesas redondas y ceremonias religiosas.
También muy alejada de la realidad social es la adoración perpetua, que consiste en estar rezando a través de turnos durante las 24 horas del día en la iglesia del Carmen, en Indautxu. Sus promotores lo son también de conferencias como la que ofrecerá el 9 de noviembre José Antonio Sayés bajo el epígrafe ``El Demonio... ¿Mito o Realidad?''. Este cura navarro -profesor de Teología Fundamental en Burgos- fue quien denunció ante la Conferencia Episcopal Española el libro del teólogo José Antonio Pagola ``Jesús, aproximación histórica''.
Pero el «ocultismo» llega al extremo en el caso del Camino Catecumenal, que del 7 de abril al 5 de mayo, desarrolla la iniciativa ``Gran Misión'', en que pretende ocupar plazas en todo el mundo. En Bilbo y Barakaldo, por ejemplo, los kikos pretende organizar catequesis públicas durante los domingos del tiempo pascual católico; en la capital ha tenido problemas con la ordenanza del espacio público.
Este movimiento laico fundamentalista se asiente en el caso del Botxo en cinco parroquias -Karmelo, San Felicísimo, Agustinos, Corazón de María, Andra Mari y Zurbaranbarri-, regentadas por frailes o vinculados a esas órdenes. En la publicidad realizada se oculta que lo impulsan los kikos, lo que es censurado por distintos miembros de la comunidad diocesana vizcaina.
No entienden cómo se potencian esas prácticas de «proselitismo callejero» en vez de «cuidar» y hacer más atractivas para los fieles católicos las parroquias. «Representan una Iglesia combativa», apuntan, que lo que busca es algo más que un cristiano practicante. «Reclutan soldados» en su promoción y extensión de sus mensajes tradicionalistas y conservadores. Mario Iceta los saluda mientras una mayoría de la diócesis no oculta su recelo.
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