* Vivimos una pastoral de prisas. No aguardamos ni aguantamos los ritmos necesarios. La aceleración que Jesús no muestra en su vida, la buscamos para nosotros. Y marcamos para nuestros objetivos plazos absolutamente inadecuados. Lo relativo a todo lo humano, también al desarrollo, al comportamiento y a la comprensión y práctica de la fe, sigue las reglas del resto de lo que compone el ser personal y social de la humanidad. Si hemos necesitado millones de siglos para llegar a este punto, y miles de años para nuestro primer minicrecimiento de humanidad, ¿por qué queremos palpar la plenitud en dos o tres generaciones?
* Como dice Pagola en una entrevista a TV3 el día de Navidad, lo mejor de Jesús está por llegar.
Por otra parte, y en relación con lo anterior: estos primeros toques de sabiduría que comenzamos a gozar con las yemas de nuestra sensibilidad tras tantas décadas de vida, en la cercanía incluso de nuestro final, ¿por qué queremos exigirlas en quienes no han experimentado todavía la primera arruga del paso del tiempo?
Txelis
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Eskerrik asko.