Berpiztu – Kristau Taldea
Bizkaia, 31 de mayo de 2022
Desde finales de febrero, nuestra diócesis se ha adentrado en la cuarta etapa de elaboración del VI Plan Diocesano de Evangelización, iniciado en octubre de 2019. Y lo ha hecho retomando un proceso interrumpido por la pandemia de la COVID-19 en marzo de 2020 y con la intención de aprobarlo —previa consulta a los equipos ministeriales, consejos pastorales, servicios centrales e instituciones— en junio del presente año (2022). Para ello, ha incorporado al borrador ya existente —con la intención de “rematarlo”— lo que se ha aprendido de la pandemia y la reflexión habida con ocasión de la consulta diocesana del Sínodo sobre la sinodalidad. Según el programa facilitado, la aprobación de este Plan Diocesano de Evangelización por parte del obispo, cedería el paso a una etapa final implicativa, a partir de septiembre de este mismo año.
En Berpiztu – Kristau Taldea, como colectivo de cristianas y cristianos pertenecientes a diferentes comunidades, parroquias, movimientos y asociaciones de nuestra diócesis, hemos reflexionado al respecto y hemos decidido ofrecer al obispo y a nuestros compañeros en el seguimiento de Jesús la valoración que nos merece esta programación y lo que entendemos que está en juego con su acrítica aceptación.
1.- Queremos manifestar, en primer lugar, que esta reflexión no nos bloquea para seguir participando —tanto desde nuestras respectivas comunidades, movimientos y parroquias como asociaciones— en el proceso abierto por los responsables diocesanos para “rematar” el VI Plan Diocesano de Evangelización. Simplemente, nos hace más conscientes de la limitación que presenta dicha participación y del alto riesgo de acabar aprobando formalmente un nuevo Plan Diocesano de Evangelización que, muy probablemente, no va a ser recibido, porque no afronta, con el coraje requerido, la continuada decadencia por la que viene deslizándose nuestra diócesis desde hace más de veinticinco años.
2.- Apreciamos que se tenga presente, en esta fase de “fijación final” del proceso de elaboración del nuevo Plan Diocesano de Evangelización, la pandemia de la COVID-19 y la aportación diocesana sobre el Sínodo sobre la sinodalidad, pero nos parece que tales acontecimientos, con el nombramiento de un nuevo obispo para nuestra diócesis, son de tal entidad que requieren bastante más que un “añadido” a los borradores “suspendidos” en marzo de 2020 por la pandemia.
3.- Manifestamos nuestro total apoyo a que se active el proceso de consulta. Pero nos gustaría que se procediera mediante una “participación amplia” de todo el pueblo de Dios en Bizkaia, igual a la puesta en funcionamiento en las dos primeras etapas de “diagnóstico — mirada creyente” y de “propuestas— visión y líneas”. Nos alegra saber que en estas dos primeras fases hemos participado en torno a 300 grupos y 3.000 personas. Pero disentimos totalmente de que estos grupos y personas no puedan intervenir, de la misma manera, en la actual fase de “fijación final del VI Plan Diocesano de Evangelización” votando los objetivos del mismo.
4.- Nuestra participación en esta fase de elaboración del Plan Diocesano de Evangelización, tampoco nos impide manifestar que ha llegado la hora de dar por finalizada esta manera continuista de afrontar la situación de nuestra diócesis. Creemos que dicho afrontamiento de la situación diocesana requiere la puesta en funcionamiento de una nueva Asamblea Diocesana donde todo el pueblo de Dios en Bizkaia pueda exponer lo que entiende que son los problemas y urgencias que tenemos delante para los próximos diez años y formular, debatir y votar las propuestas que se estimen evangélicamente más oportunas y necesarias. Recurrir, de nuevo, a otro Plan Diocesano de Evangelización presenta un altísimo riesgo de que pase “sin pena ni gloria”, incrementándose el desánimo y la desafección eclesial y emitiendo, a la vez, un mensaje de falsa normalidad que nos lleve a apuntalar un evidente declive que, al parecer, no estamos dispuestos a afrontar; y menos, sinodalmente.
5.- Conscientes de que la presente aportación no va alterar la programación en curso, creemos que este Plan Diocesano de Evangelización podría ser la ocasión para afrontar —cierto que muy sectorial y limitadamente— parte de la situación diocesana si posibilitara la apertura de un tiempo de discernimiento pastoral, entre otros puntos, sobre lo que está suponiendo, de hecho, la pandemia de la COVID-19, sobre todo, en nuestras parroquias y comunidades; la situación económica de la diócesis y las decisiones que se han adoptado (por ejemplo, el proyecto de un nuevo edificio de servicios pastorales en el lugar en el que estuvo la antigua Escuela Universitaria de Magisterio, la posible Residencia para sacerdotes jubilados o la Caja Diocesana de Compensación) y los criterios y procedimientos que tener presentes en adelante; el cierre de templos y las posibles alternativas pastorales a tales cierres; lo que está suponiendo la ausencia de una voz eclesial, profética y significativa, en nuestra diócesis y en nuestro pueblo; la puesta en marcha de consejos co-decisivos; el diálogo abierto sobre la supuesta —y, al parecer, incuestionable— importancia de la comunión o de la pluralidad sin misión y sin programa y, obviamente, el discernimiento de esta estrategia a la luz de lo dicho y hecho por Jesús de Nazaret.
6.- A la espera de que esto sea posible cuanto antes, seguimos invitando a comunidades, movimientos, parroquias y asociaciones a colaborar con Berpiztu, de manera puntual o permanente, para seguir ofreciendo diagnósticos, reflexiones, valoraciones, sugerencias y propuestas sobre estas y otras cuestiones en las que entendemos que está en juego el futuro de nuestra Iglesia diocesana.
Berpiztu – Kristau Taldea
Bizkaia, 31 de mayo de 2022