publicado el 27 DE ENERO DE 2021
por RENÉ en NOTAS DE LECTURA
La luz centrada en la espiritualidad de Chiara Lubich, su fundadora, cuestiona su beatificación.
Después de tantas
otras comunidades nuevas cuestionadas a través de la persona de su fundador o
de ciertas aberraciones sectarias, el gran movimiento laical de origen
italiano, los Focolares (Obra de María), está a su vez en el ojo del ciclón. Además
de los incidentes específicos de pedocriminalidad que llevaron a renuncias recientes dentro del movimiento, es la
publicación del libro de Renata Patti[1]
lo que causa problemas. Un disturbio a la altura de la hoguera. El focolar, presente en 184 países de todo el
mundo, cuenta con dos millones de miembros. Es, por tanto, un “poder”
dentro de la Iglesia católica que espera la próxima beatificación de su
fundadora como forma de consagración. Excepto que algunos escritos
espirituales de Chiara Lubich son seriamente problemáticos.
La autora del libro, Renata Patti, tenía once años cuando conoció a los Focolares, quienes formaban parte del universo familiar de su colegio y su parroquia. Los sacerdotes que lo rodean ven la espiritualidad de este movimiento laical como una posible vía para la educación en la santidad. Y los padres de Renata, convencidos de que se trata de una actividad extraescolar, no están preocupados. El libro repasa los cuarenta años de vida de la autora dentro de este movimiento, desde su idealismo adolescente, su decisión de dar el paso a los dieciocho y entrar en los focolares en contra de los consejos de sus familiares hasta la tardía decisión de comprometerse a los votos perpetuos, en 47 años… solo tres años antes de renunciar y dejar el movimiento para siempre. Mientras tanto, ella habrá conocido y apoyado, para "agradar a Dios", todos los dolores del abuso espiritual y el poder más clásico. Con sus episodios de depresión, consulta psiquiátrica, alejamiento, invalidez ...
Todos los ingredientes constituyentes de las aberraciones sectarias.
Encontramos en esta historia, todos los ingredientes constitutivos de las aberraciones sectarias tal como se identifican en otros lugares, en otras comunidades nuevas que han tenido su "hora mediática", sus víctimas acusadoras y, a veces, sus juicios canónicos que pueden llegar hasta la destitución del fundador. Falta de discernimiento vocacional, ruptura con el entorno familiar considerado "incapaz de comprensión", jornadas agotadoras privando de todo tiempo libre, tiranía doméstica, acoso y molestia, total obediencia al responsable acumulando las funciones de superior de la comunidad, docente, organizador de la vida cotidiana de cada uno, confidente único y acompañante espiritual ..., referencia permanente y exclusiva a los escritos de la fundadora, estímulo para entregar todos sus bienes a la comunidad desde un espíritu de pobreza sin garantía de restitución en caso de salida, censura de lecturas y películas proyectadas, control de las más mínimas acciones y gestos de cada miembro a través de la redacción diaria, en al final del día, "Schemetti". Allí, en un formulario preformateado, cada focolar anota los detalles de su día, tiempos de trabajo y descanso, sus lecturas, el propósito de su menor gasto, las drogas tomadas, las personas reunidas y el motivo de la reunión, las cartas recibidas que debe ser reenviado. Estas hojas se entregan al final de la semana, releídas por los gerentes.