CARTA ABIERTA A D. MARIO ICETA,
OBISPO DE BILBAO
Bilbao, a 30 de enero de 2017.
Estimado D. Mario:
El pasado 14 de diciembre participó
en un desayuno con los medios de comunicación y personas de cierto relieve en
la sociedad de Bizkaia. Aunque ha pasado algún tiempo desde entonces creemos
que hay algunos puntos de su intervención que mantienen actualidad y mucho
interés por lo que querríamos comentarlos con Ud. Quizá sean materia para un
diálogo posterior.
Es destacable la referencia al nuevo
Directorio de la Iniciación cristiana (¿no está siendo demasiado lenta su
promoción en toda la diócesis?) y al objetivo del Plan respecto al encuentro
personal y comunitario con Dios. Nos llama mucho la atención que no cite el
clamor diocesano respecto a la ineludible renovación del lenguaje litúrgico y
catequético. Esa renovación fue una de las principales conclusiones del
discernimiento del V PDE. ¿Cómo es que no lo menciona?
La llamada a la comunión diocesana,
más allá de la realidad territorial o institucional propia, es realmente
oportuna y aspecto fundamental del PDE. El obispo es el primer servidor de esa
comunión diocesana, con la ayuda de los vicarios. ¿No hay aquí una seria
interpelación para Ud. mismo y sus más próximos colaboradores? ¿No se podría
decir y hacer algo más?
La pregunta por quiénes serán los
evangelizadores de mañana en Bizkaia suscita otras muchas cuestiones que están
esperando una respuesta clara y valiente. ¿Es cierto que la economía diocesana
no permite el nombramiento de más laicos y laicas con encargo pastoral y
remuneración? ¿Cómo tendríamos que entender que todavía haya muchas realidades
pastorales sostenidas por compañeros jubilados y sin horizonte de relevo?
¿Sigue siendo normativo que los presbíteros que alcanzan la jubilación civil
sólo asumirán responsabilidades de segundo nivel? ¿Qué se está haciendo para
desatascar la creación de Unidades Pastorales en las que existen parroquias
encomendadas a religiosos? ¿Para cuándo la reconversión o el cierre de algunas
parroquias en zona urbana? ¿Hay realmente una jerarquía de actividades
pastorales para nuestro contexto de misión? ¿Cuánto esfuerzo dedicamos a tareas
con personas ya integradas —de diversas formas— en la comunidad y cuánto a la
propuesta de fe, a la convocatoria, a sumar nuevos cristianos? ¿No es cierto
que gastamos mucha energía en devociones de otros tiempos y olvidamos lo que
ahora mismo debiera ser prioritario?
Estamos de
acuerdo en lo que se dice respecto del compromiso diocesano en cuanto a la
economía y el trabajo. Igualmente en lo referido a antiguas y nuevas
pobrezas. Ahora bien, ¿no es verdad que
la situación está reclamando una más nítida denuncia del sistema de mercado
(auténtico ídolo colectivo) y no sólo de sus consecuencias? ¿No estamos
desperdiciando las posibilidades de formación y motivación social que todavía
conservan nuestras parroquias, centros educativos y otras realidades de
Iglesia? ¿No es cierto que muchos fieles no son todavía conscientes de la
dimensión social y política de su opción por Jesucristo? ¿No estamos demasiado
silenciosos?
El compromiso diocesano con la
cultura y más específicamente con el euskera fue en una época más que notable.
Estamos de acuerdo. ¿Puede decirse lo mismo del Seminario de hoy? ¿Hay
suficiente motivación y recursos para su aprendizaje por parte de quienes serán
los curas de una comunidad diocesana bilingüe?
Nos parece muy destacable en su
intervención el apartado dedicado a la “minorización” de la Iglesia de Bizkaia.
Dado que este aspecto no se encuentra en la versión escrita de que disponemos
imaginamos que fue parte del diálogo posterior. Por otra parte ha sido lo más
subrayado por los medios. Agradecemos que hable sin tapujos ni maquillajes:
somos menos, vamos a ser menos, nos estamos achicando… Seguramente es lo mismo
que se quería decir con aquello de la “debilidad del sujeto eclesial”. La
pregunta es si estamos preparándonos realmente para esa nueva situación. ¿Seremos
capaces de abandonar todo estilo triunfalista? ¿Sabremos discernir cuáles son
los rasgos de identidad irrenunciables, hoy y aquí, en un contexto que es
similar al del exilio bíblico? ¿Despertaremos en nosotros mismos una actitud
testimonial que busca y ofrece la palabra oportuna en lo cotidiano? ¿Evitaremos
la tentación del gueto? ¿Será Ud. mismo un agente comprometido en la
transformación de mentalidades y prácticas que esta situación requiere?
Muy agradecidos por su atención,
aprovechamos para saludarle.
FORO DE CURAS DE BIZKAIA – BIZKAIKO
ABADEEN FOROA